"He visto cosas que ustedes no creerían..."
Línea tras línea aparece en pantalla lo que podría ser el follaje de un árbol grande y frondoso. El recorrido continúa por el tronco, hasta finalmente detenerse en las raíces de un robusto cedro digital. Son los créditos iniciales de una película que conforme se ha presentado ante los ojos de varias generaciones, ha forjado -tal vez de manera involuntaria- una serie de imágenes-revelaciones que a lo largo de su existencia se han convertido en auténticos iconos de la cultura cinematográfica mundial. Las computadoras son ahora iguales a sus creadores, incluso mejores.
A 24 años de su realización (1982) henos aquí, en plena "pusmodernidad", intercambiando ideas sobre una de las películas emblemáticas de la época en que nos tocó estar: Blade Runner, de Ridley Scott. 1982 no es el año en que adquiere el calificativo de "obra de culto". A esta cinta le ha ocurrido lo que a los buenos vinos: enriquece con el añejamiento. Siendo un film que se ocupa de la acelerada e íntima relación-"evolución" del Hombre y la Máquina, no deja de ser llamativo el que haya sido lenta su maduración y posterior filtración a la exclusiva lista de los clásicos del género: Metrópolis (Fritz Lang, 1927), 2001, una odisea del espacio (Stanley Kubrick, 1968), Alien, el octavo pasajero (también de Ridley Scott, 1979) y la que nos ocupa; enumeradas aquí cronológicamente.
Algunos años de iniciado el siglo XXI se podría pensar que apenas se filmaron sus imágenes. Lo que pudiera ubicarse a muchas cuadras de camino, se encuentra en realidad a la vuelta de la esquina: máquinas autónomas, fauna artificial, viviendas automatizadas, automóviles voladores. Estando a tan sólo pocos años de cumplir el hipotético "Los Ángeles. Noviembre, 2019" hay situaciones que los habitantes de las grandes ciudades ya padecemos de tiempo atrás: destrucción ambiental, sobrepoblación, marginación social...
Son tan ricos y variados los temas en que podríamos desglosar la trama de Blade Runner, que de momento nos reservamos el derecho de revisar sólo algunos.
RASCACIELOS
Si bien hay individuos que nacieron para vivir solos -que no en soledad-, aislados de la sociedad en general, e incluso apartados del grupo social inmediato al que pudieran pertenecer, hay otros que parece no les queda otra opción. Así, en los personajes de Ridley Scott encontramos que esta situación puede ser derivada del rechazo social (J. F. Sebastián), o asumirse por elección propia (Rick Deckard), o ser producto de la ambición (Dr. Eldon Tyrell), pero cualquiera que sea el caso, es indudable que el Hombre del Presente está inclinándose a vivir solo su vida.
Habrá quienes suplirán la ausencia del "otro" con objetos -juguetes artificiales-, otros soportarán la llegada del "otro" con trabajo, y de vez en vez con whisky; algunos más sustituirán la falta de compañía con poder, conocimiento y riqueza -alejándose cada vez más del pobre- montando, literalmente, en sus interminables rascacielos.
Podrán convivir con otros semejantes ya sea en el trabajo (Deckard - Gaff), durante la comida (en los mercados callejeros) o durante una visita ocasional (J. F. Sebastian - Dr. Tyrell), pero será siempre en breves lapsos de tiempo.
PUBLICIDAD
La ambición del Hombre no tiene límites. Es tan fuerte su deseo por tener siempre más, que algunos acumularán tanto dinero, serán tan grandes las corporaciones y tan altos los edificios que el Sol "brillará" por su ausencia. A continuación tendremos oscuridad por todos lados: arriba, abajo, a los lados, enfrente, por detrás. Sustituyendo al Sol encontraremos enormes espectaculares móviles, tan luminosos y brillantes que parece suplirán al gran astro.
Si alguna vez el Sol logró penetrar alguna rendija de nuestras casas, ahora lo hacen potentes zepelines publicitarios armados con poderosos cañones luminosos. La intención es vendernos hasta nuestra propia alma, en nuestra propia morada, y lo lograrán introduciéndose hasta el espacio mas íntimo de nuestra posesión: el hogar.
No habrá lugar para esconderse. La publicidad-propaganda-publicidad llegará hasta donde quiera llegar. Tenemos que acostumbrarnos a ella, pues ya es parte de lo cotidiano, es como de la familia: basta darse un vuelta por nuestro freeway a la mexicana -el periférico-, o prender por unos minuto la televisión. Incluso al conectarse a Internet tendremos publicidad inmediata; lo único que quedará por hacer es apagar la radio, televisión, computadora, y cerrar un poco las persianas.
FUTURO
Desde tiempo atrás se respiraban aires de cambio a nivel mundial en todos los renglones. Partamos desde el emblemático 1968, año que cimbró la economía, música, sexualidad, movimientos sociales, juveniles y principalmente anunció la caducidad de los ámbitos políticos cada vez más rancios. Así mismo, algunos genios del cine -Stanley Kubrick, por ejemplo- plasmaban con imágenes en movimiento su particular pesimismo sobre el Hombre, y en particular, su relación con la Máquina.
Catorce años después, con el estreno de Blade Runner, nos dimos cuenta que si bien el mundo cambió, aquellas esperanzas, aquellos deseos, aquellos sueños de transformación de la realidad en beneficio del Hombre no se cumplieron. Paradójicamente mientras la ciencia y la tecnología sí han evolucionado, el Hombre parece involucionar, y sus ideales nacidos hace treinta y cinco años (en el 68) se van desvaneciendo. La Máquina continúa tomando la delantera.
A nivel mundial, no lo pienso, pero tal vez a nivel individual algunos Hombres si logren mejorar sus vidas. Quizás como lo hiciera Rick Deckard, valga la pena salvar una sola cosa: la existencia -la propia y la del "otro", u "otra", según el caso-. Nada más.
PD 1: Es en Internet precisamente donde Blade Runner -probablemente antes que cualquier película- tuvo su propia dirección electrónica.
PD 2: Blade Runner es una de las películas pioneras en merecer un espacio en una Universidad en Barcelona, España, para su estudio y análisis.
Gracias a Cinefagia.