Dia de la Salchicha
Dias antes platicaba con una amiga, boliviana que recide en España y una de sus amigas españolas, por el famoso "MSN" y hacen pocos dias atras acabo de ver en televisión los ritos de celebración de la fiesta de San Juan en las ciudades españolas y verdaderamente siento una sana envidia paceña al reconocer tradiciones que habíamos heredado y que hoy las perdimos quizá para siempre.
Qué bellos los muñecos que se queman aquella noche, y la santa costumbre de andar descalzo sobre brasas de roble. Otros juegan con agua y fuego: saltan sobre las fogatas o se mojan, pues allí celebran el solsticio de verano mientras nosotros conmemoramos el solsticio de invierno.
Ritos como éstos abundan en América Latina. En Sucre se mantiene la costumbre de jugar con agua y, para calentarse, tomar ponches. En el Beni se ha conservado el rito de caminar descalzo sobre brasas cosas que vi en mi "integracion" con gente de todos los departamentos.
Si hablamos de solsticios, probablemente nos remontemos a los primeros días de la humanidad para hablar de estos ritos. La navidad, por ejemplo, coincide en el hemisferio norte con el solsticio de invierno, y es festejada hasta hoy con fogatas. Sin embargo, debido a la necesidad de conservar la leña y los bosques en la más dura estación del año, se inventó el arbolito de Navidad, que en principio traía velas, como si fuera una fogata simbólica, y hoy lleva luces: fuegos simbólicos.
No sé en qué momento las autoridades edilicias y los ecologistas se juntaron para condenar los ritos de San Juan esgrimiendo el argumento de la contaminación del medio ambiente. Y con esa condena, la muerte de la tradicion y tristemente ver el rito de San Juan convertido en una Fiesta del Hot Dog. En nombre de la ecología, hemos reemplazado ritos muy antiguos por un marketing moderno de los embutidos. La noche del 23 era imposible conseguir un paquete de salchichas, porque se acabaron. Vi largas colas en los mercados e inclusive en el pequeño minimarket de mi barrio, en espera de la última edición de las consabidas salchichas de Viena, como si viviéramos en época de guerra y racionamiento. ¿Y todo para qué? Ni siquiera para calentarse los huesos alrededor de una buena fogata, sino para ensuciar el mantel del comedor con mostaza, ketchup, mayonesa y grasa de cerdo con sabor ahumado.
En otros tiempos echábamos camotes y lacayotes asoleados a las brasas, tomábamos ponches de leche, de guinda y canela, saltábamos sobre las fogatas o hacíamos ronda en torno a ellas; y aprovechando la oscurana hurtábamos los primeros besos a nuestras chicas. Hoy no podríamos hacerlo con el mismo deleite, porque sus boquitas pintadas saben a la más barata y vulgar forma del fase food internacional... la salchicha..!!
PD. En homenaje a mis amigos que viven en la hoyada paceña, porque en mi municipio vivimos la noche mas fria del año en torno a una gran fogata, unas cuantas bebidas espirituosas, buena musica y el infaltable Hot Dog.
Qué bellos los muñecos que se queman aquella noche, y la santa costumbre de andar descalzo sobre brasas de roble. Otros juegan con agua y fuego: saltan sobre las fogatas o se mojan, pues allí celebran el solsticio de verano mientras nosotros conmemoramos el solsticio de invierno.
Ritos como éstos abundan en América Latina. En Sucre se mantiene la costumbre de jugar con agua y, para calentarse, tomar ponches. En el Beni se ha conservado el rito de caminar descalzo sobre brasas cosas que vi en mi "integracion" con gente de todos los departamentos.
Si hablamos de solsticios, probablemente nos remontemos a los primeros días de la humanidad para hablar de estos ritos. La navidad, por ejemplo, coincide en el hemisferio norte con el solsticio de invierno, y es festejada hasta hoy con fogatas. Sin embargo, debido a la necesidad de conservar la leña y los bosques en la más dura estación del año, se inventó el arbolito de Navidad, que en principio traía velas, como si fuera una fogata simbólica, y hoy lleva luces: fuegos simbólicos.
No sé en qué momento las autoridades edilicias y los ecologistas se juntaron para condenar los ritos de San Juan esgrimiendo el argumento de la contaminación del medio ambiente. Y con esa condena, la muerte de la tradicion y tristemente ver el rito de San Juan convertido en una Fiesta del Hot Dog. En nombre de la ecología, hemos reemplazado ritos muy antiguos por un marketing moderno de los embutidos. La noche del 23 era imposible conseguir un paquete de salchichas, porque se acabaron. Vi largas colas en los mercados e inclusive en el pequeño minimarket de mi barrio, en espera de la última edición de las consabidas salchichas de Viena, como si viviéramos en época de guerra y racionamiento. ¿Y todo para qué? Ni siquiera para calentarse los huesos alrededor de una buena fogata, sino para ensuciar el mantel del comedor con mostaza, ketchup, mayonesa y grasa de cerdo con sabor ahumado.
En otros tiempos echábamos camotes y lacayotes asoleados a las brasas, tomábamos ponches de leche, de guinda y canela, saltábamos sobre las fogatas o hacíamos ronda en torno a ellas; y aprovechando la oscurana hurtábamos los primeros besos a nuestras chicas. Hoy no podríamos hacerlo con el mismo deleite, porque sus boquitas pintadas saben a la más barata y vulgar forma del fase food internacional... la salchicha..!!
PD. En homenaje a mis amigos que viven en la hoyada paceña, porque en mi municipio vivimos la noche mas fria del año en torno a una gran fogata, unas cuantas bebidas espirituosas, buena musica y el infaltable Hot Dog.
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Bene -