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El emotivo discurso de Bob Dylan al recibir el Premio MusiCares Person of the Year 2015

El emotivo discurso de Bob Dylan al recibir el Premio MusiCares Person of the Year 2015

 

Hay unas cuantas personas a las que debemos dar las gracias esta noche por hacer posible este gran evento. Neil Portnow, Dana Tamarkin, Rob Light, Brian Greenbaum, Don Was. Y yo también querría agradecer al Presidente Carter por su presencia. Ha sido una larga noche y no quiero hablar demasiado, pero diré unas cuantas cosas.

Estoy contento por el hecho de que mis canciones sean objeto de un honor como éste. Pero ya sabéis, no han llegado solas hasta aquí. Ha sido un largo camino y ha habido muchas cosas que hacer. Mis canciones son como historias de misterio, del tipo que Shakespeare veía cuando iba haciéndose mayor. Creo que podríais seguir el rastro de lo que hago hasta ese extremo. Estaban fuera de lo convencional entonces, creo que están fuera de lo convencional ahora. Y suenan como si hubieran viajado con los pies en el suelo.

Debería mencionar a unas pocas personas que, a lo largo del tiempo, contribuyeron a que esto fuera posible. Sé que debo mencionar a John Hammond, gran cazatalentos de Columbia Records. Él me consiguió un contrato con ese sello cuando yo no era nadie. Puso toda su fe en ello, y se expuso a un gran ridículo, pero él era su propio dueño y tenía coraje. Y por eso le estaré siempre agradecido. La última persona que descubrió antes que a mí fue Aretha Franklin, y antes, Count Basie, Billie Holiday y un montón más de artistas. Ninguno era un artista comercial.

Las modas no le importaban a John, y yo era muy poco, poquísimo, comercial pero él no me abandonó. Creía en mi talento y eso es todo lo que importa. No puedo darle suficientes gracias por eso. Lou Levy llevaba Leeds Music, y ellos fueron los que publicaron mis primeras canciones, pero no duré mucho ahí.

El propio Levy, estuvo ahí hace mucho mucho tiempo. Me hizo firmar con esa compañía y grabó mis canciones, y yo las canté delante de una grabadora. Me habló con franqueza, no había precedente de lo que estaba haciendo, que yo iba adelantado a mi tiempo o atrasado. Y si yo le llegaba con una canción como “Stardust”, él la habría rechazado porque era demasiado tarde para eso.

Me dijo que si yo andaba adelantado a mi tiempo –y no estaba en realidad seguro de ello, pero si eso estaba sucediendo y era verdad, al público le costaría normalmente tres o cuatro años pillar lo que hacía– debía estar preparado. Y eso sucedió. El problema era que cuando el público lo pillaba yo ya andaba tres o cinco años por delante de eso, así que la cosa se complicaba. Pero él me dio coraje y no hizo ningún juicio de mí, y lo recordaré siempre por ello.

Artie Mogull de Witmark Music me fichó después para su compañía y me dijo que sólo siguiera escribiendo canciones, no importaba sobre qué, que continuaría estando en el meollo de algo. Bueno, también estuvo pendiente de mí y siempre estaba impaciente por lo siguiente que le iba a entregar. Antes de eso ni siquiera pensaba en mí como autor de canciones. También le estaré siempre agradecido por su actitud.

Tengo que mencionar a algunos de los primeros artistas que grabaron mis canciones, muy pero que muy pronto, sin que nadie se lo pidiera. Simplemente había algo en ellas que les hizo sentir que les iban bien. Tengo que decir gracias a Peter, Paul and Mary, a todos los cuales conocía por separado antes de que se convirtieran en un grupo. Ni siquiera había pensado en mí como autor de canciones para que otros las cantaran pero estaba empezando a suceder y no pudo haber sucedido a, o con, mejor grupo.

Cogieron una canción mía que había sido grabada antes de que estuviera enterrada en una de mis grabaciones y la convirtieron en una canción de éxito. No en la manera en la que yo lo hubiera hecho –ellos le dieron la vuelta–. Pero desde entonces cientos de personas la han grabado y no creo que eso hubiera pasado si no hubiera sido por ellos. Definitivamente para mí supusieron el principio de algo.

The Byrds, the Turtles, Sonny & Cher, convirtieron algunas de mis canciones en éxitos del Top 10 pero yo no escribía canciones pop, y realmente no quería hacerlo pero fue bueno que sucediera. Sus versiones de las canciones eran como cuñas publicitarias pero no me importa en realidad porque cincuenta años después mis canciones están siendo usadas en cuñas publicitarias. Así que también fue bueno y me alegro de que lo hicieran.

Purvis Staples and the Staple Singers, mucho antes de que estuvieran en Stax estuvieron en Epic y fueron uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos. Los conocí en el ’62 o en el ’63. Escucharon mis canciones en directo y Purvis quiso grabar tres o cuatro de ellas y lo hizo con The Staples Singers. Ellos eran el tipo de artistas que yo quería que grabara mis canciones.

Nina Simone. Solía cruzarme con ella en NYC en el club Village Gate. Estos eran los artistas a los que yo prestaba atención. Grabó algunas de mis canciones y las aprendió directamente de mí. Era una artista total, al piano y cantando. Una mujer muy fuerte, muy franca. El hecho de que ella estaba grabando mis canciones daba sentido a cada cosa en la que yo estaba metido.

Oh, y no puedo olvidarme de Jimi Hendrix. Vi a Jimi Hendrix actuar, de hecho, en una banda llamada Jimmy James and the Blue Flames, algo así. Y Jimi ni siquiera cantaba. Sólo era el guitarrista. Cogió algunas pequeñas canciones mías a las que nadie prestaba ninguna atención y las hizo explotar en los lejanos límites de la estratosfera y las convirtió en clásicos. Tengo que dar las gracias a Jimi, también. Ojalá estuviera aquí.

Johnny Cash grabó algunas de mis canciones bien pronto, también, como en el ’63, cuando era todo pellejo y huesos. Viajó mucho, viajó duro, pero era uno de mis héroes. Solía escuchar varias de sus canciones cuando era adolescente. Me las sabía mejor que las propias mías. “Big River,” “I Walk the Line.”

“How high’s the water, Mama?”. Escribí “It’s Alright Ma (I’m Only Bleeding)” con esa canción reverberando en mi cabeza. Todavía me pregunto, “¿Cuán profunda está el agua, tía?”. Johnny era un carácter intenso. Vio cómo esa gente andaba poniéndome verde por tocar música eléctrica y envió cartas a revistas llamándoles la atención y diciendo que se callaran y le dejaran cantar.

En el mundo de Johnny Cash –drama sureño explícito– ese tipo de cosas no existía. Nadie le decía a nadie qué cantar o qué no cantar. Simplemente, no hacían ese tipo de cosas. Siempre le estaré agradecido por eso. Johnny Cash fue un gigante, el hombre de negro. Y siempre estimaré la amistad que mantuvimos hasta el día en que los días dejaron de existir.

Oh, y cometería una negligencia si no nombro a Joan Baez. Ella era la reina de la música folk, entonces y ahora. Le cogió gusto a mis canciones y me llevó con ella a dar conciertos, donde había multitudes de miles de personas cautivadas con su belleza y su voz.

La gente iba y decía, “¿qué estás haciendo con ese vagabundo guarrete y desarrapado?”. Y ella respondía a cualquiera en términos bien claros: “Más vale que te calles y escuches sus canciones”. Incluso tocamos unas pocas juntos. Joan Baez es tan resuelta como se puede ser. Un amor. Y es un espíritu libre, independiente. Nadie puede decirle qué hay que hacer si ella no quiere hacerlo. Aprendí un montón de cosas de ella. Una mujer de devastadora honestidad. Y por esa clase de amor y devoción nunca podré pagarle mi deuda.

Esas canciones no salieron del aire sin más. Yo no me las saqué simplemente de la chistera. De forma contraria a lo que Lou Levy dijo, había un precedente. Venía todo de la música tradicional: música folk tradicional, rock and roll tradicional y tradicionales orquestas de big band swing.

Aprendí letras y cómo escribirlas escuchándolas de canciones folk. Y las tocaba y conocí a otra gente que las tocaba tiempo atrás cuando nadie lo hacía. No cantaba nada más que estas canciones folk y me dieron el código para cada cosa que implica juego limpio, que todo pertenece a todos.

Durante tres o cuatro años todo lo que escuché fueron canciones tipicas de folk. Me iba a dormir cantando canciones folk. Las cantaba en todos sitios, clubs, fiestas, bares, cafeterías, campos de juego, festivales. Y conocí todo el tiempo a otros cantantes que hacían lo mismo y aprendíamos canciones unos de otros. Podía aprender una canción y cantarla a la hora siguiente con escucharla una sola vez.

Si cantáis “John Henry” tantas veces como yo –“John Henry era un hombre de acero fundido / Murió con un martillo en la mano / John Henry dijo que un hombre no es nada más que un hombre / Antes de dejar que esa máquina de vapor me arrastre / Moriré con ese martillo en la mano”–, si tú hubieras cantado esa canción tantas veces como yo hice, habrías escrito también “¿Cuántos caminos debe un hombre recorrer?”.

Big Bill Broonzy tenía una canción llamada “Key to the Highway”: “Tengo una llave para la autopista / Me han amonestado y estoy listo para partir / Voy a dejar esto corriendo porque al caminar se va despacio”.

“Georgia Sam, tenía una nariz sanguinolenta / el Departamento de asuntos sociales no le quería dar ropas, le preguntó al pobre Howard, “¿Dónde puedo ir?” / Howard le dijo, “Que yo sepa sólo hay un lugar”/ Sam dijo, “Tío, dímelo rápido, tengo que escapar.” / El viejo Howard tan sólo señaló con su pistola, / y  dijo, “Aquél camino baja a la Autopista 61”. Habríais escrito eso también si hubierais cantado “Key to the Highway” tantas veces como yo.

“No hace falta sentarse y llorar / Tú seras un ángel para siempre / Zarpad, señoritas, zarpad”. “Oh, zarpo de viaje, amor mío”. “Boots of Spanish Leather”, Sheryl Crow acaba de cantarla.

“Enrolla el algodón, oh yeah, enrolla el algodón / Diez dólares al día es lo que cobra un hombre blanco / Un dólar al día lo que cobra un negro / Enrolla el algodón”. Si vosotros cantáis esa canción tantas veces como yo, también habríais escrito “Nunca más voy a trabajar en la granja de Maggie”.

Canté un montón de canciones del tipo “Venid todos”. Hay cantidad de ellas. Hay un número tal que es difícil contarlas. “Venid, jóvenes, y escuchad mi historia / Os contaré mis problemas en el viejo camino de Chisholm”. O “Venid todos, buena gente, escuchad mi narración / del destino de Floyd Collins un tipo que todos conocemos bien / El destino de Floyd Collins, un tipo que todos conocemos bien”. “Venid todas bellas y tiernas damas / Cuidado en cómo cortejáis a vuestros hombres / Son como una estrella en la mañana de verano / Primero aparecen y al momento se han marchado”. “Si venis por aquí, gente / Una historia contaré / Sobre Pretty Boy Floyd, un forajido / Oklahoma lo conoce bien”.

Si vosotros cantarais todas estas canciones del tipo “Venid todos” todo el rato, estaríais escribiendo: “Venid gente, reunios, dondequiera que estéis / y admitid que las aguas han crecido a vuestro alrededor / y aceptad que pronto estaréis calados hasta los huesos, / si creéis que estais a tiempo de salvaros / será mejor que comencéis a nadar u os hundiréis como piedras / porque los tiempos están cambiando”.

Las habríais escrito tambien vosotros. No hay ningún secreto en ello. Tan sólo hacedlo de forma subliminal e inconsciente porque es lo único que hace falta, y eso es todo lo que yo canté. Eso fue todo por lo que sentí aprecio. Ese era el único tipo de canción que tenía sentido para mí.

“Cuando bajes hasta Deep Ellum, guarda el dinero bien en los bolsillos / Las mujeres en Deep Ellum te dejan sin blanca”. Cantad esa canción un buen rato y podríais salir con “Cuando estés perdido bajo la lluvia en Juárez / y sea también tiempo de Pascua / y te falte el equilibrio y la negatividad no te sostenga / no te las des de nada cuando estés abatido en la Avenida de la Rue Morgue, / hay por allí algunas mujeres hambrientas que te echan realmente a perder”.

Todas esas canciones están conectadas. Que no os engañen. Yo tan sólo abrí una puera distinta en una especie de camino distinto. Es solo distinto, pero dice lo mismo. No creo que fuera nada fuera de lo normal. Bueno, ya sabéis, sólo pensé que estaba haciendo algo natural, pero desde el principio, por alguna razón mis canciones provocaban división. Dividían a la gente. Nunca supe el por qué. Unos se cabreaban, otros las amaban. No supe por qué mis canciones tenían detractores y partidarios. Un extraño entorno en el que tener que lanzar tus canciones, pero lo hice de todas maneras.

Lo último que pensé fue a quién le importaba qué canción estaba escribiendo. Yo sólo las escribía. No pensé que estuviera haciendo nada diferente. Sólo pensé que estaba alargando la línea. Quizás de forma un poco revoltosa pero así eran los tiempos. Tal vez difícil de intimidar pero, ¿qué pasa con eso? Un montón de gente son difíciles de intimidar. Sólo tienes que soportarlo.

En verdad no me importó lo que Lieber y Stoller pensaban de mis canciones. No les gustaban pero a Doc Pomus sí. Está bien eso de que no les gustaran porque a mí nunca me gustaron sus canciones tampoco: “Yakety yak, don’t talk back”, “Charlie Brown is a clown,” “Baby I’m a hog for you”. Canciones chuchería. No hablaban sobre nada serio. Las canciones de Doc eran mejores: “This Magic Moment”, “Lonely Avenue”, “Save the Last Dance for Me”. Esas canciones rompieron mi corazón. Supongo que preferiría tener sus bendiciones, cualquier día, antes que las de ellos.

Ahmet Ertegun no tenía mucho en estima mis canciones, pero Sam Philips sí. Ahmet fundó Atlantic Records. Produjo algunos grandes discos: Ray Charles, Ray Brown, por nombrar sólo a unos pocos. Se hicieron grandes discos ahí, no hay discusión. Pero Sam Philips grabo a Elvis y Jerry Lee, Carl Perkins y Johnny Cash. Una mirada radical que sacudió de lleno la esencia de la humanidad. Revolución en estilo y mirada. Duras maneras y color. Radical hasta la médula. Canciones que te llegaban hasta las tripas. Renegados en cualquier escala haciendo canciones que nunca decaerían y aún hoy resuenan. Oh, sí, prefiero tener las bendiciones de Sam Philips cualquier día.

Merle Haggard no tenía mucho en estima mis canciones. Sé que no las tenía. No me lo dijo pero lo sé. Buck Owens sí y grabó algunas de mis primeras canciones. Merle Haggard: “Mama Tried,” “The Bottle Let Me Down,” “I’m a Lonesome Fugitive”. No puedo imaginarme a Waylon Jennings cantando “The Bottle Let Me Down”. ¿“Together Again”? Esa es de Buck Owens y sobrepasa cualquier cosa que venga de Bakersfield. ¿Buck Owens y Merle Haggard? Si tienes que tener la bendición de alguno… imaginaos.

Vale. Los críticos me han puesto a caldo desde el primer día. Los críticos dicen que no puedo cantar. Que croo. Sueno como una rana. ¿Por qué no dicen lo mismo sobre Tom Waits? Los críticos dicen que mi voz está fundida. Que no tengo voz. ¿Por qué no dicen eso sobre Leonard Cohen? ¿Por qué me dan este tratamiento especial? Los críticos dicen que no puedo aguantar una melodía y que hablo a mi manera durante las canciones. ¿De verdad? Nunca escuché decir eso sobre Lou Reed. ¿Por qué él se va de rositas?

¿Qué he hecho yo para merecer esta atención especial? ¿No tengo rango vocal? ¿Cuándo fue la última vez que escuchasteis a Dr. John? ¿Por qué no decís eso sobre él? Arrastro las palabras, no tengo dicción. Gente, ¿habéis escuchado alguna vez a Charley Patton o Robert Johnson, Muddy Waters? Hablan sobre palabras arrastradas y ausencia de dicción. ¿Por qué no dicen lo mismo de ellos?

“¿Por qué yo, Señor?”, me digo a mí mismo.

Los críticos dicen que retuerzo mis melodías, que dejo mis canciones irreconocibles. ¿Oh, de verdad? Dejad que os cuente algo. Hace unos años estuve en un combate de boxeo viendo a Floyd Mayweather peleando con un chaval portorriqueño. Y el himno nacional de Puerto Rico, alguien lo cantó y fue maravilloso. Fue sentido y conmovedor.

Después fue el momento de nuestro himno nacional. Y una hermana cantante de soul muy popular fue la elegida para cantarlo. Cantó cada nota que tiene y algunas que no tiene. Hablan sobre retorcer una melodía. ¿Coges una palabra de una sílaba y la haces durar 15 minutos? Estaba haciendo cabriolas vocales como si estuviera en un número de trapecio. Pero a mí no me hizo gracia. ¿Dónde estaban los críticos? ¿Retorcer letras? ¿Retorcer una melodía? ¿Retorcer una canción que es un tesoro? No, yo tengo la culpa. Pero no creo que realmente haga eso. Sólo creo que los críticos dicen que lo hago.

Sam Cooke dijo esto cuando le dijeron que tenía una voz maravillosa. Dijo: “Bueno, eso es muy amable de tu parte pero las voces no deben ser consideradas por lo bonitas que son. Más bien importan solo si te convencen de que están diciendo la verdad”. Pensad en ello la próxima vez que estéis escuchando a un cantante.

Los tiempos cambian siempre. De verdad lo hacen. Y vosotros siempres deberíais estar listos para algo que se cierne y nunca habríais esperado. Hace tiempo, cuando estaba en Nashville grabando algunos discos, leí este artículo, una entrevista a Tom T. Hall. Tom T. Hall andaba maldiciendo acerca de cierto tipo de nuevas canciones y no podía entender sobre qué trataban estos nuevos tipos de canción que estaban saliendo.

Claro que Tom era uno de los más importantes autores de la época en Nashville. Un montón de gente grababa sus canciones e incluso él mismo lo hizo alguna vez. Pero estaba enrocado con una canción de James Taylor, una canción que tenía James llamada “Country Road”. Tom no daba una en esta entrevista: “Pero James no dice nada sobre un camino rural. Sólo habla de cómo te puedes sentir en un camino rural. No entiendo eso”.

Ahora alguno podría decir que Tom es un gran autor. No voy a dudar de ello. En el tiempo en el que estaba haciendo esa entrevista yo estaba, de hecho, escuchando una canción suya en la radio. Se llamaba “I Love”. Estaba escuchándola en un estudio de grabación y él hablaba sobre todas las cosas que ama, una canción del tipo de esas que son para todos, que intentan conectar con la gente. Todos amamos las mismas cosas y estamos en esto juntos. Tom ama sus pequeños patitos, trenes que van despacio y la lluvia. Ama las viejas camionetas de transporte y los pequeños riachuelos. Dormir sin soñar. Bourbon en un vaso. Café en una copa. Tomates en rama y champiñones.

Ahora escuchad, no voy a menospreciar a otro autor de canciones. No voy a hacerlo. No estoy diciendo que es una mala canción. Sólo estoy diciendo que podría estar un poco más elaborada. Pero ya sabéis, estuvo en el top 10 de todas maneras. Tom y unos pocos otros escritores tenían toda la escena de Nashville encerrada en una caja. Si querías grabar una canción y ponerla en el top 10 tenías que ir a ellos, y Tom era uno de los principales. Estaban muy cómodos haciendo sus cosas.

Esto sucedía por el tiempo en el que Willie Nelson lo tuvo claro y se trasladó a Texas. Más o menos por ese tiempo. Todavía está en Texas. Todo era de lo más satisfactorio. Todo estaba perfecto hasta que Kristofferson llegó a la ciudad. Bueno, no habían visto a nadie como él. Llegó a la ciudad como un tipo salvaje, aterrizó con su helicóptero en el porche de Johnny Cash como si fuera un autor convencional. Y se tiró a la yugular. “Sunday Morning Coming Down”.

 “Me desperté un domingo por la mañana / sin manera de cogerme la cabeza sin sentir dolor / Y la cerveza que desayuné no estaba mal / así que me tomé otra más de postre / y me puse a buscar a tientas en el armario / Encontré mi camiseta sucia más limpia / Me lavé la cara, puse en orden mi cabello / y fui dando tumbos por la escalera para toparme con el día”.

Puedes ver un Nashville pre-Kris y otro post-Kris porque él lo cambió todo. Esa única canción echo a perder las timbas de poker de Tom T. Hall. Podría haberle mandado al manicomio. Dios me perdone si escuchó alguna vez alguna de mis canciones:

“Entras a la habitación con tu lápiz en la mano, / ves a alguien desnudo y tú, tú dices, “¿quién es ese hombre?” / Intentas entenderlo pero no lo consigues; / esto es precisamente lo que dirás cuando llegues a casa. / Porque algo está ocurriendo aquí, pero no sabes lo que es, ¿no es así, Mr. Jones?”.

Si “Sunday Morning Coming Down” agitó la torre de marfil de Tom, lo mandó al cuarto trastero, mi canción seguramente le hubiera reventado el cerebelo, ahí en su caravana. Esperemos que no la escuchara. Acabo de publicar un disco de versiones, canciones todas que han versionado Michael Buble, Harry Connick Jr., tal vez Brian Wilson ha hecho un par de ellas, Linda Rondstadt las ha hecho. Pero las críticas de sus discos son distintas de las que han hecho del mío. En las críticas de los suyos nadie dice nada. En las del mío tienen que mirar debajo de cada piedra y reseñarlo todo. Tienen que mencionar los nombres de todos los autores. Me parece bien. Después de todo son grandes autores y estas son canciones clásicas. He visto las críticas y al llegar a la mitad ya han mencionado a todos los autores, como si todo el mundo los conociera. Pero nadie ha oído hablar de ellos en estos tiempos que corren. Buddy Kaye, Cy Coleman, Carolyn Leigh, por nombrar a unos pocos.

Pero ya sabéis, estoy contento de que mencionen sus nombre, ¿y sabéis qué? Estoy contento de que sus nombres salgan en la prensa. Puede que haya hecho falta algún tiempo para lograrlo, pero aquí están por fin. Sólo puedo preguntarme por qué hizo falta tanto. Mi único lamento es que no estén aquí para verlo.

Rock and roll tradicional, de eso estamos hablando. Todo trata sobre el ritmo. Johnny Cash fue quien mejor lo dijo: “Coge el ritmo, coge el ritmo cuando toques blues”. Muy pocas bandas de rock and roll tocan hoy con ritmo. No saben lo que es. Rock and roll es una combinación de blues, y es un híbrido hecho de dos partes. Un montón de gente no sabe lo que es pero el blues, que es una música americana, no es lo que crees que es. Es una combinación de violines árabes y valses de Straus a pleno rendimiento. Es la verdad.

La otra mitad del rock and roll tiene que ser el hillbilly. Y ese es un término peyorativo pero no debería serlo. Es un término que incluye a los Delmore Brothers, los Stanley Brothers, Roscoe Holcomb, Clarence Ashley, grupos como ellos. Traficantes de whisky enfebrecidos. Coches veloces en caminos polvorientos. Ese es el tipo de combinación que creó el rock and roll y eso no puede cocinarse en un laboratorio científico o en un estudio.

Tienes que tener el exacto tipo de ritmo para tocar este tipo de música. Si no puedes tocar a duras penas el blues y no tienes sentimiento hillbilly, ¿cómo vas a tocar rock and roll sin esos otros dos tipos de música dentro de ti? Puedes remedarlo pero no puedes hacerlo de verdad.

Los críticos se han labrado una carrera acusándome de haberme labrado una carrera en el arte de confundir las expectativas. ¿De verdad? Porque eso es todo lo que hago. Esa es la manera en la que afronto el tema. Confundiendo las expectativas.

“¿Cómo te ganas la vida, tío?” –“Oh, confundo las expectativas”.

Vas a tener que buscar un trabajo, dice el hombre. “¿Qué haces?” –“Oh, confundo las expectativas”. Y dice el hombre: “Bueno, esa papeleta está cubierta. Llámanos más tarde. O no nos llames, ya te llamaremos”. Confundir expectativas. ¿Qué significa eso? “¿Por qué yo, Señor? Los confundo pero no sé cómo hacerlo”.

Los Blackwood Brothers me han estado hablando sobre hacer un disco juntos Eso podría confundir las expectativas pero no debería. Por supuesto sería un disco de gospel. No creo que eso fuera algo fuera de lo normal en lo que a mí respecta. Ni un poquito. Una de las canciones que estoy pensando cantar es “Stand By Me” de los Blackwood Brothers. No “Stand By Me” la canción pop. No. La auténtica “Stand By Me”. La auténtica va como sigue:

“Cuando se encrespa la tormenta de la vida / quédate conmigo / Cuando se encrespa la tormenta de la vida / quédate conmigo / Cuando el mundo me deshecha / como un barco sobre el mar / Tú que riges el viento y el agua / quédate conmigo.

En medio de las tribulaciones / quédate conmigo / En la niebla de las tribulaciones / quédate conmigo / Cuando los huéspedes del infierno embistan / y mis fuerzas empiecen a fallar / Tú que nunca pierdes una batalla / quédate conmigo.

En medio de la culpa y el fracaso / quédate conmigo / En medio de la culpa y el fracaso / quédate conmigo / Cuando hago lo mejor que puedo / Y mis amigos no entienden / Tú que lo sabes todo sobre mí / quédate conmigo”.

Esa es la canción. Me parece mejor que la canción pop. Si grabo una con ese nombre, esa va a ser ésta. También estoy pensando en grabar una canción, no en ese disco: “Oh Señor, por favor, no dejes que me malinterpreten” (“Oh, Lord, Please Don’t Let Me Be Misunderstood”).

Sea como sea, ¿por qué yo, Señor? ¿Qué he hecho?

De todas formas, estoy orgulloso de estar aquí esta noche en este evento de MusiCares. Me siento honrado de que todos estos artistas canten mis canciones. No hay nada como eso. Grandes artistas. Están cantando la verdad y podéis escucharla en sus voces.

Estoy orgulloso de estar esta noche en este evento de MusiCares. Pienso mucho en esta organización. Ayudan a mucha gente. Muchos músicos que han contribuido enormemente a nuestra cultura. Personalmente me gustaría agradecerles lo que han hecho por un amigo mío, Billy Lee Riley. Un amigo mío a quien ayudaron durante seis años cuando estaba fatal y no podía trabajar. Billy fue un hijo del rock and roll, obviamente.

Fue un auténtico genuino. Lo hizo todo: tocaba, cantaba, escribía. Podría haber sido una estrella mayor pero surgió Jerry Lee. Y ya sabéis lo que pasa cuando surge alguien como ése. No te queda ninguna posibilidad.

Así que Billy se convirtió en lo que en la industria se conoce –término condescendiente, por cierto– como una sensación de un solo éxito. Pero algunas veces, sólo algunas veces, muy de vez en cuando, una sensación de un solo éxito puede tener un impacto mucho más poderoso que una estrella que haya grabado y dejado veinte o treinta éxitos. Y la canción de éxito de Billy fue “Red Hot” (Al rojo vivo) y estaba al rojo vivo. Podía hacerte reventar la calavera y hacer que te sintieras feliz por ello. Podía cambiar tu vida.

Lo hizo con estilo y gracia. No lo encontraréis en el Rock and Roll Hall of Fame. No está. Metálica sí. Abba sí. Mamas and the Papas, sé que están. Jefferson Airplane, Alice Cooper, Steely Dan, no tengo nada en contra de ellos. Soft rock, hard rock, pop psicodélico. No tengo nada en contra de ninguno de esos estilos pero, después de todo, se llama Rock and Roll Hall of Fame. Y Billy Lee Riley no está. Todavía.

Iba a verle un par de veces al año y pasamos algún tiempo juntos siempre. Andaba en el circuito de los festivales nostálgicos del rockabilly, y nuestros caminos se cruzaban una y otra vez. Siempre pasamos tiempo juntos. Es uno de mis héroes. Escuché “Red Hot” cuando debía de tener quince o dieciséis y la impresión que me causó todavía perdura.

Nunca me canso de escucharla. Como no me cansaba de ver actuar a Billy Lee. Pasábamos tiempo juntos simplemente charlando y tocando entrada la noche. Era un hombre profundo, honesto. No tenía amargura ni sentía nostalgia. Simplemente aceptaba lo que había venido. Sabía de donde procedía y estaba satisfecho de quién era.

Entonces, un día, enfermó. Y como mi amigo John Mellencamp cantaría –porque John ha cantado la verdad hoy–, “un día enfermas y no mejoras”. Eso es de una canción suya titulada “Life is Short Even on Its Longest Days”. Es una de las mejores canciones de los últimos años, de verdad. No miento.

Y no estoy mintiendo cuando digo que MusiCares pagó las facturas del médico de mi amigo y le ayudo a conseguir dinero para sus gastos. Fueron capaces de hacer su vida confortable, soportable en sus momentos finales. Esa es una deuda impagable. Cualquier organización capaz de hacer eso ha de tener mi bendición.

Ahora voy a marcharme. Voy a quitarme de vuestra vista en un plis plas. Probablemente no me he referido a mucha gente y he hablado demasiado de unos pocos. Pero es lo que hay. Como dice el espiritual: “Aún estoy cruzando el Jordán”. Espero que nos encontremos de nuevo. Y lo haremos si, como Hank Williams dice, “es la voluntad del buen Señor y el arroyo no se desborda”.

Traducción de Antonio Curado, febrero 2015 (Descarga en PDF)

(excepto los fragmentos de canción de Dylan, traducidos sin crédito en la web goddylan.com)

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