El Montículo: Un micro retrato de La Paz
“El Montículo, con todo su encanto y tradición, es el distintivo de la zona de Sopocachi. Y curiosamente, la topografía de la ciudad se reproduce aquí, en pequeño por supuesto, con una fidelidad que sorprende y desconcierta.” (Jaime Saenz).
Ubicado en una de las tantas colinas de La Paz, se encuentra el Montículo, en la zona bohemia de Sopocachi. El barrio paceño es el que conserva mas que ninguno el ambiente humanista que el resto de la ciudad ha perdido debido al progreso y la modernidad.
El escritor Jaime Saenz se refería diciendo: “Es este el mas paceño de los parques, con ocultos vericuetos, con misteriosos senderos que suben y bajan, y con una plazoleta circular, abierta a las montañas del sur, donde se ofrece el mas imponente panorama que imaginarse pueda.”
El Montículo esta lleno de particularidades e historias que muchos de seguro ya han olvidado, pues hace mucho tiempo además de servir como mirador, que te abre una vista espectacular de todo el lado Suroeste de la ciudad de La Paz, también servía como el lugar preciso para los enamorados, ya que con su ubicación casi oculta de las miradas de la ciudad, los pretendientes podían demostrar los dotes de conquistador como otrora haría Romeo. Quizás por ello el Montículo tenga un gran valor sentimental para un gran número de personas, porque de seguro más de una pareja que cumplía el ritual del cortejo en el Montículo término convirtiéndose en familia años después.
Los tiempos han cambiado y la ciudad y sus personas también, el Montículo aun conserva sus lugares secretos, ese aire de romanticismo, intimidad y una armonía que difícilmente pueden encontrarse en el resto de la ciudad, pero los enamorados han olvidado aquel rincón que servia como preludio obligado a una relación amorosa.
Pero además del contenido sentimental del que viene cargado el Montículo, esta llena de otras particularidades arquitectónicas y naturales. Una de ellas es el imponente Arco que abre paso a la plazoleta semicircular y al mirador, el arco es una obra de arte de la arquitectura con detalles espectaculares que ha sido testigo mudo del discurrir de la ciudad y, por la fuerza de la costumbre, se volvió invisible.
Cruzando el arco de piedra, otra de sus particularidades resalta a la vista, es la fuente de Neptuno: Peregrina de la antigua La Paz, encontró su refugio en el Montículo, después de engalanar la antigua plaza de armas (Plaza Murillo), la Gruta de Lourdes, el paseo de la Alameda entre otros.
La fuente se instaló en 1928 y es una obra de los italianos Magnani y Cantela. De mármol blanco de Carrara, de tres metros de altura, es uno de los monumentos mejor logrados, por la expresión de la efigie y la fuerza que denota el pie de Neptuno sobre la cabeza de un pez de cabeza redonda y dientes afilados. El pedestal lleva en las cuatro esquinas cabezas de carnero con detalladas cornamentas, mientras que a los costados del pedestal se levantan dos caballos con medio cuerpo de pez y las patas delanteras con aletas. Todo está sostenido por cuatro conchas que reciben el agua que cae de la boca de otros tres peces colocados a cada lado del pedestal.
Me remito nuevamente al escritor Jaime Saenz que resaltaba otra de las características que hacen del Montículo un lugar único:
"Una de las particularidades del Montículo es sin duda el reloj, que descansa sobre una estructura metálica, montado en una caseta de madera y sin muchas pretensiones. Pues ha de saberse que este reloj es uno de los mas antiguos de la ciudad y el que mejor se conserva, señalando desde hace muchos años y con toda exactitud las horas, las medias y los cuartos, con campanadas que, en días nublados, se escuchan a gran distancia".
Al lado del reloj se encuentra la capilla de Concepción, construida de piedra, que lleva con ella sus propias historias, sus propias almas y sus propios amores.
Turisticamente el Montículo es un lugar olvidado y por el pasar del tiempo y por la fuerza de la costumbre se ha vuelto casi invisible para los habitantes de La Paz, revisitarlo seria renovar toda la esencia de la que esta repleta, y para quienes descubran el Montículo por primera vez encontraran obras de singular belleza que, a la par, son recordatorios del pasado común de la ciudad y sus habitantes.
Y como hoy se celebra la fiesta gringa de San Valentín, vayan a refugiarse al Montículo para recordar esa vieja tradición del cortejo, los poemas románticos, los besos tímidos y las canciones de Arjona.
8 comentarios
jaime -
Jordan 6 -
raquel -
y mejor aun si vas con la persona que amas
vanessa -
vanessa -
rºCkO -
Adrian: El lugar es una joya olvidada a plan de costumbre. Si eres primerizo de seguro te encantara.
Dependiendo tiempos... arjona era una opcion a tomarla ewn cuenta para el ritual de conquista.
adrián -
Raven Z -
Ahhh los recuerdos, ahi me dieron mi primer beso.