Ojo de vidrio
Sentado, inmutable frente a su cámara de fuelle, le importa poco o nada que lo enfoque con una cámara digital, el aun esta allí sentado, imaginándose en otro espacio, peleando con dragones, buscando algún tesoro o viajando tierra adentro.
Recuerdo haber posado por primera vez para una de estas cámaras, era “chango”, 10 años quizás, la habilitación para el campeonato de fútbol del barrio requería con urgencia un par de fotografías de no mas de 4x4 cm. Eran otros tiempos…
No me imagino el negocio en estos tiempos con cámaras digitales, mas compactas que la suya, con celulares con micro cámaras de gran resolución y con fotografías digitales instantáneas en segundos que están al paso de quien quiera hacerse una.
Pero a el no parece importarle, el fotógrafo de las plazas (una especie en extinción), todo un personaje paceño aun esta sentado esperando sacar fotos de 2.50 bs. Aun esta con su cámara de fuelle sin puerto USB, sin impresora de alta resolución, sin Zoom óptico y digital y sin editor de imágenes. Esperando un cliente que nunca llega… esperando dibujar en la luz y robar almas con su ojo de vidrio.
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