Historias de futbolín
Algunos no nacieron con ese don de dominar el balón, hacer piruetas de ensueño, gambetas endemoniadas y el frío y calculador instinto de un goleador. La vida suele ser injusta, incluso lo fue para ese apasionado del fútbol, Roberto Fontarrosa, que siempre se quejo de esos 2 pequeños detalles que no le permitían ser un Maradona o un Pelé: Primero: mi pierna derecha. Segundo: mi pierna izquierda, confiesa en sus escritos apasionados sobre fútbol.
Pero la vida no solo trata de dones, algunas veces el destino confabula también para separarnos de esas pasiones que llevamos por dentro, así lo recuerda Finisterre, el inventor del futbolín, cuando recordara el nacimiento de ese juguete que cambio la forma de sentir el fútbol: Por culpa de una bomba nazi, de las que lanzaron sobre Madrid, quedé sepultado entre cascotes, con heridas graves. Me llevaron a Valencia y luego al hospital de la Colonia Puig de Montserrat. La mayoría de los que estaban allí eran mutilados de guerra. Yo había jugado al fútbol, pero me había quedado cojo y envidiaba a los que podían jugar.
Y precisamente ese fue el inicio de la historia del futbolín, esa salida alterna a esa falta del don en las piernas, toda una confabulación del destino: una guerra civil en España que anulo la fabricación de juguetes para los niños y esa misma guerra que mutilaba a los soldados que en su recuperación buscaban la forma de entretenerse y un poeta con una idea que buscaba la forma de saciar sus instintos futboleros. La posterior llegada de Finisterre como educador a un orfanato valenciano solo sirvió para perfeccionar el juego.
El tiempo fue el encargado de expandir el particular juego, salido de la mente del poeta que creo su mejor epopeya y que aun conservamos en el presente de mano de esa metáfora que hacia el mismo Finisterre, entre el juego y su origen: este juego era hijo de aquel conflicto, y cuyos jugadores, fundidos en un metal que había segado la vida de mas de un Español, algo tenían de soldaditos de plomo que pateaban aquellas bolas compactas como balas de cañón.
Manual del buen jugador de Futbolín en Bolivia
1. Los colores si importan: Bolivar vs. The Strongest, Oriente vs. Blooming o Wilsterman vs. Aurora entre los mas cercanos y porque no también un Boca vs. River o un Barcelona vs. Real Madrid, pero eso si
siempre tiene que ser un clásico.
2. Meter más goles que el equipo contrario (¿simple, no?).
3. Sacar el balón (bola) desde el mediocampo, al inicio del encuentro y después de cada gol / El gol lo puede convertir cualquier jugador y con cualquier parte del cuerpo de plomo.
4. Un gol metido entre el portero y el palo, en ese espacio ínfimo de la esquina se denomina psicológico y desconcentra al jugador contrario (eso dice la leyenda).
5. Las vueltas no son validas, solo pueden usarlas las mujeres, en caso de que un hombre las haga dar, accidentalmente o no, la falta vale por un penal.
6. Se denomina universitario en caso de que de un jugador vaya ganando por 3 goles de los 7 posibles y el contrario remonte el partido metiendo los siguientes 4 goles, ganando el partido.
7. Si un equipo o jugador deja a su rival con el marcador a cero (capota), el perdedor deberá pagar el costo del juego y la próxima partida.
8. Generalmente en La Paz, los partidos son de 5 canchas y una de regalo (manga), y dependiendo de quien gane la manga, depende también la continuación del partido o una lucha descarnada del perdedor por olvidar todo y sufrir de amnesia repentina.
Epílogos
Ya les había contado sobre las Alasas y claro la feria es un buen lugar y casi un refugio obligado de los jugadores de futbolín o los que simplemente se quieren pintar por dentro de sus colores y ser parte de esa historia de victorias o derrotas al mando de todo el equipo de sus amores. Porque es mas que seguro que todos hemos jugado alguna vez una intensa partida, seguro que las apuestas corrían de un lado a otro, copas y tapas corrían por el bar mientras uno y otro gritaban ¡gol!... cuántas dispuestas resueltas frente a las barras del futbolín, cuántos amigos reencontrados en una pareja vencedora, cuántos días en ese bar con los colegas o esos recuerdos de colegial después de clases
Palabras más, palabras menos extraigo de las líneas del Forastero, un fragmento:
El juego de Futbolín se ha convertido en el punto de encuentro en bares, puertas de colegios y kioscos en medio de plazas abandonadas y a medio reformar. Moneda a moneda y gol a gol, los chicos se encuentran frente a frente, bien parados y con las manos en los pomos. Los jugadores bailan, patean la pelota y son pelés y maradonas por unos momentos. Las canchas de futbolín, muchas ya viejas y con la pintura descascarada, siguen presentando un clásico ante una tribuna de papel y ante los ojos ansiosos de jugadores y público que espera el resultado de ese partido a cinco goles
los muchachos siempre vuelven. Porque el fútbol es el fútbol. Esa es la única verdad. ¡Qué me vienen con esas cosas! Son modas que se ponen de moda y después pasan. El fútbol es el fútbol, viejo, El fútbol. La única verdad. (Roberto Fontarrosa)
Otras cosas de fútbol & futbolín:
Rocko : ¿Crees en el fútbol?
Yahoo.es: Jugar futbolín en línea.
APRES.com: Historia del futbolín (updated).
Wikipedia: futbolín (Origen, el juego y los robots).
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