La Diablada es Boliviana: Piadoso reconocimiento
Nuestro arte vernacular, últimamente con extraordinaria difusión en la zona altiplánica de Chile por sus autoridades, ahora es motivo de un piadoso reconocimiento de aspectos históricos. En este sentido, se insiste en el origen orureño de la Diablada, que es exhibida en la nombrada región con matices diferentes, pero en el fondo de inocultable factura boliviana.
Según estudios emprendidos en la Universidad de Antofagasta, seguramente porque la danza resulta exótica para las generaciones posteriores al despojo de nuestro mar en 1879, la Diablada tiene las siguientes etapas: la etapa andina del Siglo XV al Siglo XIX, y la del Siglo XX que se extiende, de acuerdo con el estudio antofagastino, desde el Siglo XIX hasta el Siglo XX, de 1850 a 1950.
En ese tiempo se desprende de su territorio originario, Antofagasta, para adherirse a Chile por la fuerza del despojo y dar lugar, asimismo, a que prospere, junto a las costumbres bolivianas, la Diablada incluida en la fiesta de La Tirana del norte chileno. El estudio mencionado lleva el nombre de El diablo de La Tirana, pero más fiel habría sido: El diabólico despojo con reminiscencia en La Tirana.
Sin embargo, es justo reconocer que dichos estudios se aproximan al curso histórico de los hechos, sin que se trate de encubrir, con la versión de producto chileno, el artículo que nace del enriquecimiento ilícito.
La versión chilena ostenta diferencias ante las originales que son naturales a las costumbres diferentes del altiplano andino boliviano. La nota periodística señala que la Diablada apareció en Chile durante la celebración de la fiesta de La Tirana, nacida en 1950 en el Santuario de La Tirana, a imagen y semejanza nostálgica de sus ancestros bolivianos, sin variantes sustanciales de sus precursores, pero en territorio que fue de Bolivia, en Mejillones, Calama, con proyección a Iquique y Arica.
También aparecieron allí conjuntos como los llameros, ya que resulta natural la emigración de este arte andino, dado el profundo significado que tiene, tanto que otros países lejanos han llevado las manifestaciones de nuestro folklore. Por todo ello en Chile surge un piadoso esclarecimiento.
Es comprensible que el folklore boliviano se extienda más allá de nuestras fronteras por su contenido profundo relacionado con la cosmogonía andina, que llegó a naciones distantes, pero versiones periodísticas daban cuenta de hechos que se asemejaban a un hurto, aunque ya no tiene ese significado porque su difusión es universal, lo que muestra la notable calidad de los pueblos andinos.
Según estudios emprendidos en la Universidad de Antofagasta, seguramente porque la danza resulta exótica para las generaciones posteriores al despojo de nuestro mar en 1879, la Diablada tiene las siguientes etapas: la etapa andina del Siglo XV al Siglo XIX, y la del Siglo XX que se extiende, de acuerdo con el estudio antofagastino, desde el Siglo XIX hasta el Siglo XX, de 1850 a 1950.
En ese tiempo se desprende de su territorio originario, Antofagasta, para adherirse a Chile por la fuerza del despojo y dar lugar, asimismo, a que prospere, junto a las costumbres bolivianas, la Diablada incluida en la fiesta de La Tirana del norte chileno. El estudio mencionado lleva el nombre de El diablo de La Tirana, pero más fiel habría sido: El diabólico despojo con reminiscencia en La Tirana.
Sin embargo, es justo reconocer que dichos estudios se aproximan al curso histórico de los hechos, sin que se trate de encubrir, con la versión de producto chileno, el artículo que nace del enriquecimiento ilícito.
La versión chilena ostenta diferencias ante las originales que son naturales a las costumbres diferentes del altiplano andino boliviano. La nota periodística señala que la Diablada apareció en Chile durante la celebración de la fiesta de La Tirana, nacida en 1950 en el Santuario de La Tirana, a imagen y semejanza nostálgica de sus ancestros bolivianos, sin variantes sustanciales de sus precursores, pero en territorio que fue de Bolivia, en Mejillones, Calama, con proyección a Iquique y Arica.
También aparecieron allí conjuntos como los llameros, ya que resulta natural la emigración de este arte andino, dado el profundo significado que tiene, tanto que otros países lejanos han llevado las manifestaciones de nuestro folklore. Por todo ello en Chile surge un piadoso esclarecimiento.
Es comprensible que el folklore boliviano se extienda más allá de nuestras fronteras por su contenido profundo relacionado con la cosmogonía andina, que llegó a naciones distantes, pero versiones periodísticas daban cuenta de hechos que se asemejaban a un hurto, aunque ya no tiene ese significado porque su difusión es universal, lo que muestra la notable calidad de los pueblos andinos.
5 comentarios
HERLES -
el carnaval de oruro se baila 10 años despues de la fiesta de la candelaria .
por eso muchaichitos desubicados estudien mas
Constanza -
Antichileno -
andrea -
Pais de mediocre y ladrones!
RosadiitaH po wetta -