Bob Dylan: Mr. Tambourine Man Señor de la Pandereta
Entre 1962 y 1965 Dylan revolucionó el lenguaje, constitución y candor en la composición de la canción popular americana. Pero fueron The Byrds quienes llevaron a Dylan al mundo, presentando su visión y verso a la Gran Nación Adolescente, deslumbrada por la Beatlemania. (David Fricke)
Dentro la discografía Dylan el Bringing It All Back Home (1964) es uno de la trilogía indispensable para conocer los caminos que tuvo que caminar Dylan para consagrarse como un maestro de las letras y la música. Sus letras son mas profundas y llenas de significado, su música en transe de ser electrificado donde el rock n roll y el blues se integran al Folk. De este disco, un acústico tema Mr. Tambourine Man se descuelga para hacer, un año después, un cover histórico para la historia de los Byrds (1965). La versión de Byrds es otro tema. Irreconocible, grandiosamente versionada, para muchos seria difícil inclinarse por uno. Yo, amante de las cuerdas en estado natural, me inclino por la versión de Dylan.
Javier Rodríguez, conocedor de las artes Dylanianas nos hace una reseña sobre Mr. Tambourine Man, Dylan, el disco y el cover de los Byrds.
Bob Dylan: Mr. Tambourine Man
El año 1965. Bob Dylan, figura central de la escena folk y portavoz del movimiento contracultural americano comenzaba su proceso de electrificación,abandonando el reconocimiento que tenía en círculos musicales indie para transformar definitivamente y para siempre la cara del rock como se lo conoce hoy.
Mr. Tambourine Man es quizás el puente definitivo entre la sensibilidad campirana y la lírica dotada de una conciencia social del folk y las armonías vocales, las relamidas guitarreras y melodías propias del pop-rock. Escrita por Bob Dylan durante las sesiones que darían forma al disco Another Side of Bob Dylan (1964) no fue incluida en ese lanzamiento, que conservaba una tónica todavía pura y tradicionalmente folk en su concepto.
Desechada en su versión preliminar, llegó a manos de The Byrds por medio de su productor. Sería Roger McGuinn, líder de la banda, quién transformaría diametralmente el tema duplicando su tempo (de 2/4 a 4/4) y extractando el más compacto verso del prolongado tema, a lo que le sumaría el hoy mítico sonido de su Rickenbacker 12, acompañado por una armonía a cuatro voces en el estribillo (deudora de The Beatles y por medio de estos a The Everly Brothers) para desatar así la aparición del folk-rock y con esto espolear nuevamente a Dylan hacia el rock eléctrico.
Finalmente Bob Dylan incluyó una versión mixta del tema en su disco Bringing It All Back Home (1965). Obra seminal del Dylan eléctrico, considerada como el primer álbum de folk rock, es sin duda esencial para el alumbramiento de esta nueva era del rock. Un disco trancisional suficientemente fino para ser considerado uno de los mejores de la historia.
Mr. Tambourine Man aparece en este disco casi como una canción completamente acústica, en la que la conducción de Dylan (a cuerdas de guitarra acústica y a soplo de armónica) es acompañada por una sutil tonada de guitarra eléctrica sosteniendo el fondo musical. Sin embargo lo que más destaca del tema es el trabajo lírico, impresionante por cuanto nos presenta a Bob disfrazado de Rimbaud, construyendo con su poética, tributaria tanto de los maestros franceses como de sus amigos beatinks, el imaginario posteriormente adoptado por el movimiento psicodélico. Pero el viaje que describe aquí Dylan (¿inspirado en un trip de LSD?) se presenta como un relato onírico, sin embargo profundamente terráqueo, lejano de los devaneos orientales o la pretensión afectada de otras vertientes, que explotaron igualmente el surrealismo. Y es que Dylan fusiona perfectamente la cadena de imágenes de la prosa de Allen Gynsberg con un trabajo léxico-poético de gran cercanía a Guillaume Apollinaire; formando una canción inescrutable en su poliforme significante.
Probablemente la principal aportación de Dylan a través de este tema de melodía simple pero sólida (casi retórica en su minimalismo) sea precisamente a nivel de sus textos y su riqueza compositiva. Paradójicamente The Byrds lograron colocar su cover rockero del tema, incluido en su disco Mr. Tambourine Man del mismo año, por encima de la también rabiosamente eléctrica Subterranean Homesick Blues, salida del Bringing it All Back Home.
Una nota curiosa, el gran Hunter S. Thompson pidió expresamente que se tocara la versión dylaniana de este tema en el preciso instante en que un colosal cañón con forma del puño gonzo disparaba sus cenizas al éter, en su funeral-despedida realizado apenas el año pasado.
Pero regresemos a 1965, año mágico para la historia del rock. Bob Dylan, de la mano de The Byrds (todavía considerados por muchos como los mejores intérpretes del Gran Bardo), comienza su periplo folk rocker con rostro de bohemio, con la lengua de Woody Guthrie, trascendiendo en lírica ese aire de poeta maldito y armado de una guitarra eléctrica que amenazaba con rivalizar con cualquier otro rocker purista. Su influencia sería indistinguible y transcendental en el futuro del rock (llegando a trabar una relación de mutua incidencia con otras leyendas como The Beatles y extendiendo su sombra hasta nuestros días) puesto que empezaba a nacer el grandioso icono, hoy más grande que la persona que ostenta ese nombre, que conocemos como Bob Dylan. Será en el disco siguiente, al que le abre la puerta Mr. Tambourine Man, que Dylan terminará de cimentar su mito.
Y en que en ese momento de su carrera Bob podría haber dicho en la voz de su admirado Rimbaud He creado todas las fiestas, todos los triunfos, todos los dramas. He tratado de inventar nuevas flores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevos idiomas. ( ) Soy restituido a la tierra, con un deber que hay que buscar, y una rugosa realidad que hay que estrechar. Precepto que seguiría hasta su consumación extrema en su siguiente y definitiva obra maestra: Like a Rolling Stone.
En Audio 1: Bob Dylan Mr. Tambourine Man.
En Audio 2: The Byrds - Mr. Tambourine Man.
Bob Dylan: Mr. Tambourine Man Señor Panderetero
Eh, Señor Panderetero,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay lugar al que este yendo.
Eh, Señor Panderetero,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
Yo te seguiré.
Aunque sé que el imperio nocturnal
se ha hecho arena
Esfumada de mi mano
Me ha dejado a ciegas aquí parado
pero todavía no durmiendo
Mi fatiga me sorprende
estoy atascado de pie,
No tengo a nadie que encontrar
y la antigua calle vacía está
demasiado muerta para soñar
Eh, Señor Panderetero,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay lugar al que este yendo.
Eh, Señor Panderetero,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
Yo te seguiré.
Llévame de viaje
sobre tu cimbreante nave mágica
mis sentidos han sido despojados
mis manos no pueden sentir el apretón,
Mis pulgares demasiado entumecidos
para andar
sólo esperan a los tacones de mios botas
para andar errantes.
Estoy listo para ir a cualquier lugar
estoy listo para desaparecer
en mi propio desfile,
lánzame a mi paso tu hechizo danzante
prometo que a el me someteré.
Aunque puede que escuches reir,
girando, batiéndose dementes
hacia el sol
no se dirige a nadie,
está solamente escapando en la huida
y salvo por el cielo
no hay barreras delante.
Y si oyes vagos vestigios
de saltarines tornos de rima
al ritmo de tu pandereta
es sólo un payaso andrajoso que te sigue
yo no le haría prestaría ninguna atención
es sólo una sombra lo que ves tu
que él persigue.
Eh, Señor Panderetero,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay lugar al que este yendo.
Eh, Señor Panderetero,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
Yo te seguiré.
Llévame luego desapareciendo
a través de los anillos de humo de mi mente
Hasta las brumosas ruinas del tiempo
más allá de las hojas heladas
de los hechizados árboles asustados
hasta la playa ventosa
lejos del retorcido alcance
de la loca tristeza.
Sí, a bailar
bajo un cielo de diamantes
con una mano ondulando libre,
Abocetado por el mar,
cercado por las arenas del circo,
Con todo recuerdo y destino
profundamente hundido bajo las olas
Déjame olvidar el hoy
hasta mañana.
Eh, Señor Panderetero,
toca una canción para mí,
no tengo sueño
y no hay lugar al que este yendo.
Eh, Señor Panderetero,
toca un canción para mí,
en la mañana tintineante
Yo te seguiré.
Gracias a Javier Rodriguez por la estupenda reseña, he obviado algunos párrafos, espero sea perdonable. Pocas, muy pocas, veces he presentado artículos extensos casi ninguno en este idioma de Cervantes, pero la reseña, el tema y Dylan valían la pena.
También pueden leer a Javier Rodríguez en sus blogs: Diario de un Demente Frustrado & Diseccionando a la Musa Perdida.
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1 comentario
J.R. -
Hay que felicitarlo a través de su música. Salud.