Venezuela: Si o No? eso es politica ¡NO! hay dudas
No soy de Venezuela pero creo en la politica y la ideologia de esa tierra Bolivariana.
El 15 de agosto, los venezolanos deciden si el presidente Hugo Chávez se queda o se va del gobierno.
Venezuela: NO hay donde perderse
Estamos en la recta final previa al referendo venezolano, y los ojos del mundo progresista están puestos en ese país cuya geografía corona nuestra América del Sur. Bueno, No solamente los ojos del mundo progresista están sobre Venezuela. Este referendo es de crucial importancia para el gobierno de George W. Bush, que no tiene nada de progresista, y que ha invertido mucho para tratar de volcar la situación política de Venezuela, ya que su influencia es creciente en todo el resto de la región.
Los bolivianos acabamos de pasar, hace un mes, por un referendo similar. Aunque se trataba de decidir sobre la estrategia del gas, los cierto es que la población interpretó el referendo como una manera democrática de otorgar su respaldo político al Presidente Carlos Mesa. Esto es tan cierto, como que las encuestas de opinión realizadas inmediatamente después del referendo boliviano, ratifican (mal les pese a algunos histriónicos derrotados) que la popularidad del presidente goza de excelente salud.
En eso se parece el referendo de Venezuela al de Bolivia: en ambos casos, la figura presidencial despierta el apoyo de la mayoría de la población, y el encono rabioso de los sectores opositores. En el caso de Venezuela, la oposición es más fuerte porque está liderada por la burguesía que se enriqueció durante 40 años a costillas del hambre del pueblo. En el caso boliviano, la burguesía no es tan poderosa, y es más cauta. La oposición más aguerrida en Bolivia es alentada por personajes (en busca de un autor) como Solares o Quispe, que no solamente no representan al movimiento popular, sino que lo han debilitado tremendamente hasta el extremo de hacerlo incapaz de responder, de manera coherente y con propuesta, a los retos actuales.
Bolivia ha sido tradicionalmente un país con un nivel muy alto de conciencia política y de participación popular, en cambio Venezuela vivió mucho tiempo sumida en una gran apatía y desmovilización, hasta que la figura de Chávez alentó la polémica y el debate. Hoy, en pocos años, Venezuela es un país notablemente politizado, con un nivel de participación muy alto. Tanto las mayorías populares que apoyan a Chávez, como esa burguesía arrogante e ignorante que copó el aparato del Estado durante cuatro décadas, viven ahora día a día inmersos en el debate político. Pase lo que pase con el referendo, gane o pierda Chávez, Venezuela ya no será nunca la de antes, y eso ya es ganancia.
Pero NO hay donde perderse: Chávez va a ganar con un NO rotundo, porque la población más pobre está con él, y la población más pobre es mayoritaria, gracias al manejo discrecional del petróleo que hizo la burguesía en el poder. Pero además, Chávez ha logrado durante su mandato, ganar nuevos apoyos de sectores intelectuales y de la clase media, porque ha demostrado en los hechos que puede llevar adelante un gobierno de progreso y sensibilidad social.
Al principio muchos creían que Chávez era solamente discurso populista, pero con el paso del tiempo, demostró que a pesar de todos los sabotajes y a pesar de tener en contra a la mayoría de los medios de información venezolanos (involucrados en el fallido intento de golpe en su contra), ha hecho obra. La obra de su gobierno en el campo de la educación, de la salud, de la vivienda, y en general de la redistribución equitativa de la riqueza nacional, no dejan lugar a dudas. No es cuestión de discurso, sino de cifras. Son hechos concretos los que respaldan su prestigio entre la población. La burguesía no lo quiere reconocer, anclada para siempre en su ignorancia y arrogancia.
No es raro entonces que el gobierno de Estados Unidos esté ya analizando su posición para después del referendo, con la certeza de que todo su apoyo a la oposición conservadora no ha servido para nada. Al igual que en Bolivia, los perdedores no se resignarán a reconocer su derrota, porque son, sencillamente malos perdedores. Y porque en el caso de Venezuela, los intereses que defienden se cifran en miles de millones de dólares. No es casual que uno de los líderes de la oposición sea el hombre más rico de América del Sur, Gustavo Cisneros. Su fortuna personal equivale a dos años del total de las exportaciones de Bolivia. Obviamente que Cisneros sería capaz de cualquier cosa para preservar su poder, incluso de mandar a asesinar a Chávez, para cumplir con el deseo de Carlos Andrés Pérez, hoy prófugo de la justicia. Ya no se trata de la fortuna de Cisneros, que no está amenazada por Chávez, sino del poder político que perdió en un país tantos años sujeto al manejo feudal de unos pocos.
La victoria ya es de Chávez. Hay poco más de 14 millones de votantes inscritos, de los cuales unos 10 millones harán efectivo su voto el 15 de agosto. A pesar de una campaña tenaz, la oposición no pudo sobrepasar 2 y medio millones de firmas para lograr la convocatoria del referendo. Los datos electorales de años recientes no hacen sino ratificar esas cifras: Chávez ganó seis veces seguidas mientras la oposición nunca logró pasar la cifra crítica de 3 millones, y es muy poco probable que duplique esa cifra ahora. Todas las encuestas serias le dan la victoria al NO, y esto incluye las que han realizado empresas de Estados Unidos (Hintercables, Evan/McDonough-Varianzas, North American Opinion Research). Ex presidentes de Colombia, de Argentina y de Costa Rica se cuentan entre los observadores internacionales que vigilarán la transparencia del proceso, además de la OEA y el Centro Carter. La oposición está perdida, y no dudará en gritar "fraude" después del referendo, pero sus argumentos carecen de validez, si analizamos los datos antes mencionados.
Si yo fuera venezolano, por supuesto que votaría por el NO para que Chávez pueda concluir el mandato democrático y constitucional que el pueblo le ha otorgado. Lo mismo declaran artistas, políticos, escritores y otras personalidades internacionales cuya trayectoria independiente es intachable: Naomi Klein, Chico Buarque, Manu Chao, Bernard Cassen, Eduardo Galeano, Celso Furtado, José Bove, Saul Landau, Ken Loach, Oscar Niemeyer, Ignacio Ramonet, Adolfo Perez Esquivel, James Petras, Harold Pinter y tantos otros.
NO hay donde perderse. El NO va a ganar porque eso conviene a las mayorías. El NO va a ganar porque es necesario preservar las conquistas sociales y profundizarlas. El NO va a ganar porque los venezolanos con conciencia política le quieren decir NO al pasado de discriminación, dilapidación y corrupción.
Por fin los venezolanos llegan a la tan esperada "medición" electoral. El referendo solicitado por la oposición para decidir si el presidente Chávez se va del poder o se queda hasta 2006.
Vamos hermanos Venezolanos, nos vemos el 15 de agosto, codo a codo con el pueblo de Venezuela.
El 15 de agosto, los venezolanos deciden si el presidente Hugo Chávez se queda o se va del gobierno.
Venezuela: NO hay donde perderse
Estamos en la recta final previa al referendo venezolano, y los ojos del mundo progresista están puestos en ese país cuya geografía corona nuestra América del Sur. Bueno, No solamente los ojos del mundo progresista están sobre Venezuela. Este referendo es de crucial importancia para el gobierno de George W. Bush, que no tiene nada de progresista, y que ha invertido mucho para tratar de volcar la situación política de Venezuela, ya que su influencia es creciente en todo el resto de la región.
Los bolivianos acabamos de pasar, hace un mes, por un referendo similar. Aunque se trataba de decidir sobre la estrategia del gas, los cierto es que la población interpretó el referendo como una manera democrática de otorgar su respaldo político al Presidente Carlos Mesa. Esto es tan cierto, como que las encuestas de opinión realizadas inmediatamente después del referendo boliviano, ratifican (mal les pese a algunos histriónicos derrotados) que la popularidad del presidente goza de excelente salud.
En eso se parece el referendo de Venezuela al de Bolivia: en ambos casos, la figura presidencial despierta el apoyo de la mayoría de la población, y el encono rabioso de los sectores opositores. En el caso de Venezuela, la oposición es más fuerte porque está liderada por la burguesía que se enriqueció durante 40 años a costillas del hambre del pueblo. En el caso boliviano, la burguesía no es tan poderosa, y es más cauta. La oposición más aguerrida en Bolivia es alentada por personajes (en busca de un autor) como Solares o Quispe, que no solamente no representan al movimiento popular, sino que lo han debilitado tremendamente hasta el extremo de hacerlo incapaz de responder, de manera coherente y con propuesta, a los retos actuales.
Bolivia ha sido tradicionalmente un país con un nivel muy alto de conciencia política y de participación popular, en cambio Venezuela vivió mucho tiempo sumida en una gran apatía y desmovilización, hasta que la figura de Chávez alentó la polémica y el debate. Hoy, en pocos años, Venezuela es un país notablemente politizado, con un nivel de participación muy alto. Tanto las mayorías populares que apoyan a Chávez, como esa burguesía arrogante e ignorante que copó el aparato del Estado durante cuatro décadas, viven ahora día a día inmersos en el debate político. Pase lo que pase con el referendo, gane o pierda Chávez, Venezuela ya no será nunca la de antes, y eso ya es ganancia.
Pero NO hay donde perderse: Chávez va a ganar con un NO rotundo, porque la población más pobre está con él, y la población más pobre es mayoritaria, gracias al manejo discrecional del petróleo que hizo la burguesía en el poder. Pero además, Chávez ha logrado durante su mandato, ganar nuevos apoyos de sectores intelectuales y de la clase media, porque ha demostrado en los hechos que puede llevar adelante un gobierno de progreso y sensibilidad social.
Al principio muchos creían que Chávez era solamente discurso populista, pero con el paso del tiempo, demostró que a pesar de todos los sabotajes y a pesar de tener en contra a la mayoría de los medios de información venezolanos (involucrados en el fallido intento de golpe en su contra), ha hecho obra. La obra de su gobierno en el campo de la educación, de la salud, de la vivienda, y en general de la redistribución equitativa de la riqueza nacional, no dejan lugar a dudas. No es cuestión de discurso, sino de cifras. Son hechos concretos los que respaldan su prestigio entre la población. La burguesía no lo quiere reconocer, anclada para siempre en su ignorancia y arrogancia.
No es raro entonces que el gobierno de Estados Unidos esté ya analizando su posición para después del referendo, con la certeza de que todo su apoyo a la oposición conservadora no ha servido para nada. Al igual que en Bolivia, los perdedores no se resignarán a reconocer su derrota, porque son, sencillamente malos perdedores. Y porque en el caso de Venezuela, los intereses que defienden se cifran en miles de millones de dólares. No es casual que uno de los líderes de la oposición sea el hombre más rico de América del Sur, Gustavo Cisneros. Su fortuna personal equivale a dos años del total de las exportaciones de Bolivia. Obviamente que Cisneros sería capaz de cualquier cosa para preservar su poder, incluso de mandar a asesinar a Chávez, para cumplir con el deseo de Carlos Andrés Pérez, hoy prófugo de la justicia. Ya no se trata de la fortuna de Cisneros, que no está amenazada por Chávez, sino del poder político que perdió en un país tantos años sujeto al manejo feudal de unos pocos.
La victoria ya es de Chávez. Hay poco más de 14 millones de votantes inscritos, de los cuales unos 10 millones harán efectivo su voto el 15 de agosto. A pesar de una campaña tenaz, la oposición no pudo sobrepasar 2 y medio millones de firmas para lograr la convocatoria del referendo. Los datos electorales de años recientes no hacen sino ratificar esas cifras: Chávez ganó seis veces seguidas mientras la oposición nunca logró pasar la cifra crítica de 3 millones, y es muy poco probable que duplique esa cifra ahora. Todas las encuestas serias le dan la victoria al NO, y esto incluye las que han realizado empresas de Estados Unidos (Hintercables, Evan/McDonough-Varianzas, North American Opinion Research). Ex presidentes de Colombia, de Argentina y de Costa Rica se cuentan entre los observadores internacionales que vigilarán la transparencia del proceso, además de la OEA y el Centro Carter. La oposición está perdida, y no dudará en gritar "fraude" después del referendo, pero sus argumentos carecen de validez, si analizamos los datos antes mencionados.
Si yo fuera venezolano, por supuesto que votaría por el NO para que Chávez pueda concluir el mandato democrático y constitucional que el pueblo le ha otorgado. Lo mismo declaran artistas, políticos, escritores y otras personalidades internacionales cuya trayectoria independiente es intachable: Naomi Klein, Chico Buarque, Manu Chao, Bernard Cassen, Eduardo Galeano, Celso Furtado, José Bove, Saul Landau, Ken Loach, Oscar Niemeyer, Ignacio Ramonet, Adolfo Perez Esquivel, James Petras, Harold Pinter y tantos otros.
NO hay donde perderse. El NO va a ganar porque eso conviene a las mayorías. El NO va a ganar porque es necesario preservar las conquistas sociales y profundizarlas. El NO va a ganar porque los venezolanos con conciencia política le quieren decir NO al pasado de discriminación, dilapidación y corrupción.
Por fin los venezolanos llegan a la tan esperada "medición" electoral. El referendo solicitado por la oposición para decidir si el presidente Chávez se va del poder o se queda hasta 2006.
Vamos hermanos Venezolanos, nos vemos el 15 de agosto, codo a codo con el pueblo de Venezuela.
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