María Sharapova No solo de futbol vive el hombre...

Y bueno para variar un poco mas de deportes, como un lunes despues de un domingo lleno de campeones...

María Sharapova, mejor que Serena Williams, mejor que Boris Becker, mejor que Anna Kournikova.
María venció a Serena en la final de Wimbledon a los 17 años de edad (tan joven como Boris pero ante un rival más formidable) y es más bella, más joven, ,mas bella, más ganadora y mas bella que Anna.
La comparación con Boris Becker se diluye porque su rival en la final masculina de 1985, Kevin Curren, fue una figura tan oscura que si usted ingresa su nombre en el buscador de google, la mayoría de las citas serán desprendimientos de páginas dedicadas a Becker.
(Pobre Curren, su nota en la historia es como la de un general mediocre que tuvo la suerte de enfrentar a Bolívar: de haberlo evitado, no lo recordaría ni su familia.)
La rival de María, en cambio, ha sido (sigue siendo) la hembra alfa del Serengueti, una devoradora de tenistas tan temblorosas y débiles como venados.
Antes de la final todos ,incluyendome, todos pensaban que Maria ante Serena era "una mosca en la tela de una araña".
Serena Williams suele dar la impresión de una mantis religiosa devorando a su presa: primero engulle la cabeza, después chupa los jugos y finalmente se traga el resto, como si nada, mientras reza sus oraciones al espíritu del bosque.
La atleta más formidable y poderosa que hayamos visto en acción en una cancha de tenis se encontró de repente ante una adversaria que no se dejó arrancar la cabeza.
Pero el sabado fue diferente, María se le atragantó a Serena, no importa que los entendidos nos digan que el triunfo de la rusa se debiera, en parte, al desconcierto de Serena, que no pudo sobreponerse a la sorpresa de encontrarse ante una rival en vez de una víctima.

Wimbledon se cierra, con una bella campeona, la que nadie pensaba, la que estaba fuera de pronostico, la aguerrida María Sharapova.