Brasil 3 - Bolivia 1: ¿Pudo ser peor?
Con respecto al titular de ayer, en la prensa boliviana que asi denominaba a la derrota con Brasil por 3 goles a 1.
Quienes saben o comentan de fútbol coinciden en que el resultado del partido disputado el domingo contra la selección de Brasil pudo ser peor. La diferencia de goles a favor del pentacampeón seleccionado anfitrión, que ganó 31 a Bolivia, produjo en el comentario público, más que furor, alivio. Sin embargo, por honrosa que fuera, es una derrota.
Sí, pudo ser peor si el arquero del seleccionado boliviano no hubiese puesto la pasión y la entrega que evitaron una lluvia de goles que los brasileños querían derramar sobre Bolivia, pero pudo ser mejor si aquellos llamados a llevar la pelota hasta el fondo del arco contrario hubiesen puesto todo su esfuerzo en meter gol. Lo dicen los comentaristas deportivos y es flagrante en la cancha: a la hora de llegar a la meta los jugadores dudan, y pierden.
En gran medida, el fútbol literalmente pasión de multitudes es el reflejo de la sociedad que lo practica; y una imparable sucesión de derrotas, además de dar cuenta del estado de la autoestima popular, sugiere una extendida falta de vocación por el triunfo, el que, convertido en costumbre, puede hacer más llevadera la pobreza en la cancha y en los bolsillos.
Allí donde perder por poco es un alivio se hace evidente que la falta de goles es un mal nacional, y una muestra mas que clara que estamos acostumbrados a perder y si es por poco, mejor. Cuando la gran mayoria de bolivianos cambien esa concepcion, y entren a ganar a todo lado, es seguro que podremos salir de esta postracion.
Quienes saben o comentan de fútbol coinciden en que el resultado del partido disputado el domingo contra la selección de Brasil pudo ser peor. La diferencia de goles a favor del pentacampeón seleccionado anfitrión, que ganó 31 a Bolivia, produjo en el comentario público, más que furor, alivio. Sin embargo, por honrosa que fuera, es una derrota.
Sí, pudo ser peor si el arquero del seleccionado boliviano no hubiese puesto la pasión y la entrega que evitaron una lluvia de goles que los brasileños querían derramar sobre Bolivia, pero pudo ser mejor si aquellos llamados a llevar la pelota hasta el fondo del arco contrario hubiesen puesto todo su esfuerzo en meter gol. Lo dicen los comentaristas deportivos y es flagrante en la cancha: a la hora de llegar a la meta los jugadores dudan, y pierden.
En gran medida, el fútbol literalmente pasión de multitudes es el reflejo de la sociedad que lo practica; y una imparable sucesión de derrotas, además de dar cuenta del estado de la autoestima popular, sugiere una extendida falta de vocación por el triunfo, el que, convertido en costumbre, puede hacer más llevadera la pobreza en la cancha y en los bolsillos.
Allí donde perder por poco es un alivio se hace evidente que la falta de goles es un mal nacional, y una muestra mas que clara que estamos acostumbrados a perder y si es por poco, mejor. Cuando la gran mayoria de bolivianos cambien esa concepcion, y entren a ganar a todo lado, es seguro que podremos salir de esta postracion.
0 comentarios