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Calvin & Hobbes: El enigmático Señor Watterson

Calvin & Hobbes: El enigmático Señor Watterson

Fig1. Bill Watterson y su opinión sobre las tiras cómicas (expresadas mediante Calvin), muchas de ellas aun vienen cargadas de una exageración innecesaria.

Si bien me he divertido a mis anchas buscándole relaciones del comic Calvin & Hobbes con la cultura, americana o no (popular o no), del siglo XX, igual de intrigante se me hace la vida de su autor, Bill Watterson, quien después de que un 31 de diciembre de 1995 lanzara al aire una espectacular tira dominical de despedida, nadie conoce su paradero. Bill Watterson que ha rechazado todo intento de comercializar sus creaciones lleva sobre sus espaldas leyendas urbanas que dicen que pinta y, después, quema sus pinturas.

Empecemos por sus tiras:

Para buscar pistas de Watterson es necesario ver sus tiras que para el lector ocasional puede ser sólo una tira divertida sobre un niño y su oso de peluche, pero Calvin & Hobbes es considerado como un cómic revolucionario y para muchos se ha vuelto una tira de culto y lo leen religiosamente. Ya en sus inicios cambio la forma de hacer tiras de prensa, definió nuevos cánones, acabo con paradigmas de ilustración como chiste desechable y llevo un punto mas arriba la calidad grafica de las tiras diarias. El misterio que rodea a su autor solo sirvió para catapultar la tira a un nivel superior.

Continuemos con el misterioso señor Watterson:

En 1988, sonó el teléfono de Universal Features; al otro lado de la línea, Steven Spielberg quería hablar con el creador de la tira cómica Calvin y Hobbes. Lee Salem, el presidente de la agencia, estaba encantado pensando en los beneficios, antes de descubrir la opinión de su dibujante: Bill Watterson no estaba interesado. Nada de lo que le podía ofrecer era más interesante que realizar su tira cómica. La discusión que tuvieron autor y agente al respecto ni fue relajada ni fue breve. No sería la última. Cada vez que Watterson y Salem discutían había literalmente millones de dólares encima de la mesa. Incansablemente, hora tras hora, reunión tras reunión, Watterson resistía. Hoy para hacer peluches con sus personajes, hoy para fabricar tazas de desayuno con sus dibujos, hoy para adaptarlo en programas de animación. Millones de dólares. Una y otra vez. Y Watterson siempre diciendo que no. Que lo importante era su tira. (La vanguardia.es)

Licenciado en ciencias políticas, siempre fue un gran defensor del arte del cómic, para él infravalorado por completo por parte de la crítica y el público. Así que empezó dibujando tiras políticas de lo más sarcásticas para el Post de Cincinnati y enviaba propuestas de tiras cómicas a las cinco agencias principales de los EE.UU. Este periodo duró de 1980 a 1985, cinco años buscando un único y determinado puesto de trabajo. Enviaba un mes de chistes y esperaba pacientemente las cartas de rechazo. Tras años de pruebas, United Features recomendó que se deshiciera de los personajes adultos y se centrara en el hermano menor del protagonista, llamado Marvin. Watterson modeló a quien terminó siendo Calvin, pero finalmente United rechazó la tira -¡cuantas uñas se habrán mordido al recordarlo!-. En un nuevo envío general, la contrató la agencia Universal. "Sobrellevar cinco años de rechazos para conseguir un determinado trabajo requiere, o una confianza que bordea la locura, o pasión por ese trabajo. Yo adoro mi trabajo". La tira arrancó el 18 de noviembre de 1985 en unos treinta periódicos. Cuando cerró, se publicaba regularmente en unos 2.400.


Fig2. Una tira inédita, de Calvin, Hobbes & Watterson, encontrada en una de mis búsquedas debajo las piedras.

Cuando Watterson discutía con su agencia acerca de los peluches o las series, la baza estaba del lado de la empresa. El contrato firmado le daba a la agencia todos los derechos del personaje. "Como es virtualmente imposible publicar en los periódicos sin agencia, es habitual que usen su posición de ventaja para conseguir derechos que ni merecen ni necesitan cuando contratan a dibujantes desconocidos. Desde el primer año de la tira, ya hubo ofertas de merchandising. Me pasé cinco años luchando contra las presiones de mi agencia. Eran millones y millones de dólares a cambio de unas pocas firmas. Las agencias son negocios, y ningún negocio deja pasar esas oportunidades sin pelea".

En 1994, Watterson hizo una jugada maestra. Colgó la pluma y dijo que no quería hacer más Calvin y Hobbes, y que sólo la retomaría si le devolvían los derechos de los personajes. El paro duró de abril a diciembre. Con los derechos recuperados, hizo un año más de tiras. Y con un control completo de sus creaciones cerró la tira el 31 de diciembre de 1995. Desde entonces, no ha habido más Calvin y Hobbes. Ni tampoco, y es lo más curioso, ha habido más Bill Watterson.

Ya vamos a poco más de 10 años del final de Calvin y Hobbes, se ha publicado para el aniversario una lujosa obra completa (que aun acepto como regalo de cumpleaños), la prensa generalista ha preguntado lo que las publicaciones especializadas en tebeos llevan años preguntándose: ¿dónde está Bill Watterson? La respuesta no es fácil, porque en su pueblo, Chagrin Falls (Ohio), nadie suelta prenda. Es muy fácil encontrar a los padres de Watterson y entablar conversación con ellos, pero cualquier información sobre la ubicación de su hijo es sistemáticamente eludida. No sólo sus padres: como en las películas de misterio, desde el librero hasta la camarera pasando por el alcalde, el pueblo entero encubre el paradero de Watterson.


Fig3. Bill Watterson no solo dibujaba a Calvin & Hobbes. Otra tira –inédita-.

No hay imágenes suyas de los últimos años -inclusive la imagen del autor que acompaña este articulo es la única que pude encontrar-, no hace apariciones públicas y mantiene una pasión por el anonimato que en su país comparan con Greta Garbo y con J. D. Salinger. Al parecer, dedica su tiempo a pintar al óleo, y las leyendas urbanas dicen que quema cada lienzo que pinta, convencido de que los primeros quinientos cuadros de un artista sólo son práctica. Cada vez que Watterson va a comprar pinturas, ve en los coches de Ohio el omnipresente adhesivo pirateado de Calvin orinando en el logotipo de Ford, o una camiseta con Calvin haciendo una pintada, y se duele por su criatura. Tan difícil como hacer obras maestras, es conseguir que las respeten quienes sólo valoran el dinero.

Ninguna de estas imágenes fueron autorizadas por su creador, Bill Watterson, pues consideraba que el licenciamiento aniquilaba el espíritu de los cómics, llevándolo incluso a una disputa pública con sus editores y Jim Davis, el creador de Garfield (y maestro de maestros en licenciamiento). Gracias a esa y otras comúnmente consideradas excentricidades, Watterson es sin duda un genio estratosférico, una leyenda que compuso su gran obra y ahora vive en reclusión.

3 comentarios

Alejandra -

Que tristeza que desgraciados afanados por el dinero dañen tan preciosas obras de arte! cada vez que veo un carro con la figura de Calvin orinando sobre lo que sea, o haciendo pistola jeje, realmente me invade la tristeza. Soy admiadora absoluta de su trabajo y se que aparte de un monton de dibujitos bakanos ay filosofía para explorar. Felicito al señor Watterson esté donde esté.

DAVID -

DESEARIA QUE ME ENVIARAN HISTORIETAS A MI CORREA YA QUE DICHAS RESULTAN SER DE GRAN INTERES Y AGRADABILIDAD, YA QUE TE HACEN SALIR DE LA REALIDAD Y VIAJAR A UN MUNDO MAGICO E IDEALISTA.

GUAGUAU -

CREO QUE VI UNAS IMAGENES EN SELLECCIONES DE SUS ULTIMOS DIAS ...
SIN DUDA DIBUJO SU VIDA
UN ABRAZO VIRTUAL