Orgullo olímpico en Irak
Es bien entrada la noche en las calles de Bagdad. Pueden verse los rojos arcos luminosos que dejan en el cielo las balas trazadoras. Los intercambios de disparos son comunes aquí. Pero esta vez son de celebración. Entré a un café en la ribera del río Tigris. Hay una televisión con mala señal en un rincón.
El comentarista iraquí suena excitado. También los hombres reunidos frente al aparato.
Luego se escucha el equivalente en árabe de "¡Goooooool!". Los parroquianos saltan, festejan, sueltan amplias sonrisas, se abrazan y se besan unos a otros.
"El pueblo iraquí está levantando la cabeza con esto", explica un hombre. "Estamos tan orgullosos de nuestro equipo".
Los futbolistas iraquíes están desafiando viento y marea.
Su país está envuelto por la violencia. El año pasado su presidente fue removido por la fuerza del cargo. Tienen poco dinero, malas instalaciones para entrenar y aún así han llegado a los cuartos de final en las Olimpíadas.
Favoritos
Derrotaron a Portugal, uno de los equipos más fuertes en el último campeonato europeo de fútbol este verano.
Resultaron primeros en su grupo.
Y ahora son favoritos frente a Australia en los cuartos de final.
En la tienda deportiva Basim al-Haju de Bagdad el negocio finalmente está empezando a prosperar gracias al seleccionado iraquí.
Desde el derrocamiento de Saddam Hussein, la última cosa en lo que la gente pensaba era en comprar indumentaria deportiva. Pero ahora eso está mejorando.
"La demanda ha estado aumentando gracias a las Olimpíadas, pero mucha gente viene sólo para comprar la casaca del nuevo equipo iraquí".
"Con cada buen resultado las ventas crecen".
Ataques de mortero
Las victorias iraquíes parecen aún más increíbles cuando uno ve el estadio nacional.
Está devastado, abandonado y clausurado tras una valla de alambre de púas.
La última vez que la selección jugó allí, Saddam Hussein todavía estaba en el poder.
En las últimas semanas, disparos de mortero han caído alrededor del estadio. Durante los encuentros de la clasificación para las Olimpíadas, los oponentes se negaron a jugar en Bagdad. Es demasiado peligroso, dijeron.
Por eso, las estrellas iraquíes no han jugado un sólo partido de locales.
Najah Hamood es un ex entrenador de la selección y ahora miembro de la Asociación de Fútbol Iraquí.
"Por supuesto que los jugadores están afectados por lo que pasa en el país", señala. "Les decimos que si ellos juegan bien eso puede inspirar a todos a trabajar juntos".
"Tal vez una victoria futbolística nos ayude a reconstruir el país".
Tiro largo
Otra vez en la ribera del Tigris, las estrellas del futuro están entrenando.
El sol está bajo, a punto de ponerse, derramando dorados y naranjas sobre los jugadores.
Ellos levantan polvareda mientras corren por la cancha provisoria.
En el cielo, los helicópteros estadounidenses patrullan, ahogando el sonido de sus gritos.
Un recuerdo de que la guerra sigue afectando sus vidas.
Durante el entretiempo uno de ellos me dice: "Si logramos pasar a la próxima ronda, entonces todos estarán felices".
"Tal vez si continuamos ganando podremos olvidar el pasado y seguir adelante".
Y muestra una media sonrisa, como si supiera que es un pase demasiado largo.
En todo Irak esperan que la selección siga triunfando.
Pero el equipo ya ha dado orgullo a su país.
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Alguna vez dije que las noticias buenas es bueno disfrutarlas y mucho mejor para un pais tan golpeado como el Iraki y aunque dije que en este tema, solo habrian historias hechas por mi, creo que esta perderia su esencia si hago algun cambio.
La nota extraida, textualmente, de la BBC mundo, nota enviada por Matthew Price (Corresponsal de la BBC en Bagdad).
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Bene -