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¡Una marcha heroica!

No de otra manera puede ser considerada la marcha de un centenar de personas -entre hombres y mujeres, viejos, jóvenes y hasta adolescentes- que llevadas por su desesperación decidieron trasladarse desde las lejanas y ardientes tierras chaqueñas, hasta la sede del Gobierno Nacional, para ratificar y reiterar presencialmente su pedido de atención a sentidos problemas y demandas relacionados con empresas petroleras transnacionales asentadas en la región, desde hace tiempo.
En más de 45 días recorrieron 1500 kilómetros enfrentando y soportando estoicamente innumerables contingencias como fatigas físicas, alimentación precaria, riesgos para la salud por alteraciones climáticas, ausencia de la familia, etc.
El noble pueblo paceño -especialmente amas de casa, trabajadores de diferentes sectores, niños y jóvenes estudiantes, profesionales identificados con las causas populares- los recibió con las más significativas demostraciones de fraternidad, hospitalidad y solidaridad.
Innegablemente y sin mayores dilaciones corresponde al Gobierno nacional escuchar, discutir y encauzar en forma concreta y emergente, la atención y solución a los requerimientos de los marchistas chaqueños. Cualquier postergación, indiferencia o subestimación puede resultar gravemente frustrante no sólo para los propios marchistas y la región de donde provienen, sino para el propio pueblo boliviano y lo que sería más grave, imprevisibles reacciones y consecuencias.
Remitiéndonos a la historia, recordemos que el Gran Chaco y el país se desangraron inmisericordemente en una guerra fratricida promovida por bastardos intereses de empresas petroleras transnacionales, sufriendo mutilación del territorio patrio precisamente en defensa de las fuentes petroleras.
No se debe olvidar, asimismo, que el Gran Chaco sobrellevó vergonzante frustración cuando, pasada la contienda bélica, se ilusionó con el llamado “Proyecto de Irrigación de Villamontes” que culminó en fracaso pese a fuertes erogaciones económicas, etc., incluyendo la posterior y muy cuestionada venta de la moderna “Fábrica de Aceite”.
Largo resultaría enumerar las frustraciones del Gran Chaco pese al reconocido potencial de sus recursos naturales, varios de aquellos en grave riesgo de agotamiento o extinción por inadecuados tratamientos o irracional explotación.
En la actualidad -al parecer como un fatal designio- las potencialidades energéticas de la región están volcando nuevamente las miradas y concentrando la atención no sólo del país, sino de América y gran parte del mundo. Intereses y ambiciones de todo carácter, económicos y políticos, nacionales y supranacionales convergen en sofisticadas formas y presiones por el afán de lograr concesiones y ventajas, empero sin considerar ni respetar el soberano derecho del pueblo boliviano a disponer y administrar sus recursos para encarar el desarrollo y el progreso del país, salir del atraso, la miseria y la dependencia; para mejor atención de la salud; impulsar la educación de acuerdo con los avances de la ciencia, la tecnología y las exigencias sociales y productivas contemporáneas; atender la problemática de vivienda; en sí avanzar hacia el tan “perorado” mejoramiento de las condiciones de vida de los bolivianos.
Sin lugar a equivocaciones lo expresado y mucho más constituye y encarna el fondo y espíritu de la marcha heroica de los hombres y mujeres que desde “San Alberto” del Gran Chaco arribaron a la sede del Gobierno Nacional. ¡Es un gesto de valor, digno de respeto y atención!

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