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Olimpiadas Vernaculares

Olimpiadas Vernaculares Como buen boliviano sigo con interés el desarrollo de las Olimpiadas 2004 que se realizan en Atenas con la participación de doscientas delegaciones nacionales de atletas de todo el mundo, y he vibrado de entusiasmo al conocer los triunfos de China, Australia, Japón y Estados Unidos, entre otros competidores.
Pese a mis buenos deseos, Bolivia no ha ganado aún ninguna medalla de oro, y al saber que nuestro representante en tiro fue eliminado me puse muy triste y me pregunté: “¿Será que tiraremos tan mal...?”, sin encontrar respuesta a mis angustiada pregunta, lo que me induce a pensar en que no conseguiremos muchas medallas de oro.
Y no es que nuestros atletas sean malos, lo que sucede es que yo creo en que les afecta la altura pues los juegos olímpicos se desarrollan al nivel del mar, debiendo también anotar como un factor en contra nuestra el desconocimiento de la lengua griega, que es dificilísima.
Por otra parte, tengo la impresión de que la mayor parte de los atletas bolivianos y no quienes se hallan en Atenas, practicamos otras disciplinas atléticas que no están homologadas por el Comité Olímpico Mundial, por lo cual sería bueno organizar nuestros Juegos Olímpicos Vernaculares donde nuestros atletas conseguirían triunfos espectaculares.
La primera prueba que podríamos realizar con gran éxito serían las “Jornadas de Resistencia Folklórica” con la participación de millares de bailarines pertenecientes a todas las regiones del país y que hasta hoy actúan en diferentes festividades y cuyo esfuerzo no valoramos por no considerarlas pruebas de competencia deportiva, desperdiciando así oportunidades para hacerlas conocer mundialmente pues no creo que haya en el mundo atletas capaces de bailar no sólo horas sino días enteros.
Es que debemos hacer conocer mundialmente que en Bolivia existen atletas bailarines (mujeres y hombres) que somos capaces de bailar durante siete días seguidos a 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar, que en este caso sería no al nivel del mar sino “al nivel del bar”, pues estos atletas prodigiosos lo hacemos sin privarnos del alcohol ni de las comidas condimentadas, convirtiendo a éstas en aliados de nuestras metas olímpicas.
Y no sólo a esa altura sobre el nivel del mar o del bar, sino también a 4.000 metros como en el caso de los bailes de los Chutillos en la ciudad de Potosí. Como en el caso de los antiguos griegos, no sabemos hasta ahora si nuestros atletas bailarines son hombres o son dioses.
Todo este primer proyecto que propongo no está basado en experiencias de resistencia atlética esporádica sino continuas y casi permanentes.
Mientras duren las Olimpiadas en Atenas, les hablaré de otras pruebas que contemplarán nuestras Olimpiadas Vernaculares, (Cacho, concurso de escupitajos, etc) cada una con sus respectivas reglas, pros y contras de las nuevas disciplinas, que si las aceptan, llenaremos de oro Bolivia.

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kely -

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