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Los Adioses

Los Adioses La literatura de mi país es variada, como la gente, la cultura, música e idioma, y entre todos los conflictos que hay en Bolivia, la literatura es de las muchas cosas de las que me siento orgulloso.
Ante el libro que lei ayer recorde que entre los libros que tenia, habian dos de Franz Tamayo, rapidamente me puse a ojear paginas y halle una Oda excelente que resume el valor grandioso de la literatura andina Boliviana de 1898 el nacimiento de una nueva alma en la poesia.
Franz Tamayo, Abogado, escritor, político nacido en La Paz, que en 1898 publica "ODAS, la historia poética del país desde la llegada de los conquistadores españoles". Y que entre otras obras esta, personalmente, es una excelente publicación de la cual extraigo la Oda Décima "Los Adioses".

ODA DECIMA
Los Adioses

I


Partid besos alados, avecillas inquietas!
Os lanzan al espacio mis manos indiscretas;
Os abro mi ventana; volad yo os digo: Adiós!
Largo tiempo vivisteis, ignorados del mundo,
Primero, de mis sueños en el seno profundo,
Y luego en la carpeta que compre para vos!

Id. Os aguardan fuera todas las claridades
Y al para todos los vientos, todas las tempestades;
Allí hay hielos de invierno y allí hay rayos de sol!
Y pues habéis surgido, para mi púber alma,
De la onda popular jamas dormida en calma,
Fuerza es que a ella tornéis a jugar vuestro rol!

II

Adiós: ansias hasta hoy secretas
Y cantos de ignoto laúd,
Veladas y humildes violetas
De ese bosque: mi juventud!
Adiós! lira inocente y blanca
Que a mis manos el viento arranca;
Obra de la primera edad,
Sueño esculpido en diez y ocho años;
Volantes fantasmas extraños
Creados en la soledad!

Adiós: largas meditaciones
Que enseñan a creer y sufrir!
Adiós! tristes evocaciones

Del pasado y del porvenir!
Pronto en los aires derramadas
Seréis blanco de cien miradas
Que odio o amor Inflamara;
Y al dejarme vosotras todas,
Yo podré gemir: "oh! mis odas!
Adiós!" De hoy no sois mías ya!

III

El arroyo va al río y el río va al océano:
Vos vais a la gran masa del pensamiento humano,
Y a mezclaros con su onda y a perderos allí!
No importa que aquilón os desgarre y os hiera:
Pues que sois inocentes, la maldad os espera,
Cómo más de una vez acecho sobre mí!

Y si volvéis un día del invierno ateridas
Solas, tristes, desechas, como alondras heridas,
A tocar mi ventana del patrio asilo en pos,
Ya no podré esconderos al temporal sin calma;
Pero, si no os es dado volver a mi pobre alma.
Por vuestra buena fe podéis volar a Dios!

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